Vigo, J. A. OTERO RICART

El 19 de junio de 1976 «The NewYork Times» publicaba unas declaraciones del entonces ministro español del Interior, Manuel Fraga Iribarne, en las que apuntaba la posibilidad de legalizar el Partido Comunista en el plazo de un año. El anuncio de Fraga se producía unos días después del primer contacto entre miembros del Gobierno y del PCE para explorar las posibilidades de la operación. Los protagonistas de esa primera reunión, el director general de Política Interior, José Manuel Otero Novas, y el comunista José Luis Iglesias Riopedre hablaron con franqueza y también con cierta complicidad, entre otras razones porque? ¡se conocían desde la infancia! Los dos habían nacido en el barrio vigués de Casablanca, estudiaron después en el Colegio de los Maristas de la ciudad olívica, coincidieron en los locales de Acción Católica y compartieron más tarde inquietudes políticas en Madrid.

Abrir las puertas a la legalización del Partido Comunista no fue su única contribución al proceso democrático iniciado en España tras la muerte de Franco. Porque, además, el ex ministro de UCD y el actual consejero de Educación del Principado de Asturias están detrás del texto del artículo 6 de la Constitución, que establece que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos políticos deben ser democráticos. Desde posturas ideológicas a veces antagónicas, ambos compartieron inquietudes en la oposición al franquismo, uno desde grupos democristianos y otro desde la izquierda comunista.

Iglesias Riopedre y Otero Novas vieron la luz en Vigo con apenas unos meses de diferencia: José Luis nació el 7 de noviembre de 1939 y José Manuel el 20 de marzo de 1940. «José Luis vivía en la calle Bolivia, esquina con Capitán Cortés (hoy México), mientras que yo nací y viví hasta 1954 en la calle Paraguay, esquina Vázquez Varela», explica Otero Novas. De su infancia en el barrio de Casablanca, el ex ministro de Suárez recuerda los juegos en la plazoleta de la antigua iglesia de los Capuchinos, en la calle Vázquez Varela, que quedaba enfrente de su casa. «Jugábamos en los árboles, hacíamos cabañas... y también teníamos nuestras batallas de piedras con chavales de otros barrios y después nos refugiábamos en aquella fortaleza elevada de los Capuchinos». En los salones de los Capuchinos, además de jugar al ping pong, José Manuel participaba en diversas actividades: «Había coros, excursiones, juegos? realmente había una gran actividad con la juventud». Iglesias Riopedre, que elogia la buena memoria de su amigo, apunta que coincidieron «en el Colegio de los Maristas y también en los juegos de calle. Los Maristas tenían un sistema educativo que favorecía el deporte, y prestaba también mayor atención a las Matemáticas, el Latín y la Física y Química.Yo jugaba al fútbol y al baloncesto, y en alguna foto de uno de los equipos creo que estaba también José Manuel». Los fines de semana el deporte era la principal ocupación de unos chavales que pasaban mucho tiempo al aire libre. «De los Maristas -añade Riopedre- guardo muy buenos recuerdos del hermano Roberto, que nos daba Física y Química y también Historia, que por entonces era una maría. Para estimularnos en el aprendizaje, basado sobre todo en la memoria, los profesores organizaban una especie de concursos que fomentaban también la competencia por llegar a los primeros puestos».

Curiosamente, la educación marcó también las vidas paralelas de José Manuel y de José Luis: Otero Novas fue ministro de Educación con Suárez -además de ministro de la Presidencia- mientras que Iglesias Riopedre ocupa asiento en el Gobierno asturiano.

Tras concluir el Bachillerato en los Maristas, entre 1956 y 1959, los dos colaboraron en el Consejo Diocesano de la Juventud de Acción Católica, «cuya sede estaba enfrente de la empresa de transporte los rusos en la calle José Antonio, hoy Urzaiz», recuerda José Manuel. «Sí, coincidimos en Acción Católica, que por entonces jugaba un papel muy importante en la sociedad española - corrobora José Luis-.Tras el paso por los Maristas, éramos muy practicantes y de ahí que, después, siguiésemos en las actividades de Acción Católica».

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