Oviedo, E. L.

El síndico Antonio Arias considera que la secretaria general de la Sindicatura de Cuentas, Rosa Zapico, «ejerce una especie de comisariado político» para controlar, en favor del PSOE, las actuaciones de este organismo dependiente de la Junta General del Principado y encargado de fiscalizar las cuentas de las administraciones regional y municipal en Asturias. «No sé para quien trabaja, pero para el consejo que la nombró, no», afirma Arias.

La disputa en el seno de la Sindicatura se ha acentuado en los últimos días, después de que Arias, el síndico nombrado a propuesta de IU, y la síndico Mercedes Fernández, nombrada a propuesta del PP, presentasen un escrito pidiendo la destitución de la secretaria general, Rosa Zapico. Los síndicos la acusan de dejación de funciones y consideran que no les asesoró convenientemente antes de aprobar el nombramiento de ocho puestos de directivos en la Sindicatura, un proceso de libre designación que acaba de ser anulado por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

Arias, que hasta ahora no había querido hacer manifestaciones, censuró ayer abiertamente la labor desempeñada por Rosa Zapico en la Sindicatura de Cuentas. «Hace un par de años, tres honestos auditores tuvieron que marcharse por las continuas interferencias de la secretaria general, cuya responsabilidad en una fiscalización debe ser cero. La cosa no ha cambiado. Ahora coordina una llamada comisión de calidad, creada por el Síndico Mayor, para supervisar los informes de los auditores. Ejerce una especie de comisariado político en la Sindicatura», indica Arias en una crítica de la que tampoco se escapa Avelino Viejo, Síndico Mayor, nombrado a propuesta del PSOE. Arias considera que esta situación es «intolerable», «como lo es que se viole el secreto de nuestras deliberaciones en el consejo para agredirnos ante los medios. Por eso he pedido la destitución de la Secretaria General», sentencia el síndico.

Antonio Arias sostiene que tiene la normativa de su parte: «La ley de la Sindicatura afirma, en el artículo 32, que el consejo cesará a la secretaria general "libremente cuando lo estime oportuno". Es inaceptable que el Síndico Mayor no incluya este asunto en el orden del día, amparado en no sé qué triquiñuela. La secretaria general no sé para quién trabaja, pero para el consejo que la nombró, no», añade.

El síndico también entra a hacer sus valoraciones sobre la sentencia del TSJA que anuló, tras una denuncia de un grupo de funcionarios, el proceso de nombramiento de ocho cargos de confianza. Arias, en este caso, se desvincula de cualquier responsabilidad. «Las plazas impugnadas son de libre designación "del Síndico Mayor", no mías, como bien sabe la Cámara, a la que pedí, sin fortuna, que este tema se aclarase en el reglamento». Y añade en su descargo: «A mí me indican los funcionarios con quienes debo trabajar y lo hago, como he hecho toda mi vida. No oculto que me gustaría tener algún margen de decisión, pero nunca se me ha dado, a diferencia del resto de los síndicos de España».

Antonio Arias vuelve a enfocar sus críticas hacia Rosa Zapico cuando entra a analizar las causas por las cuales los jueces rechazaron un acuerdo que todos los síndicos votaron favorablemente. «Cuando el pleito va al juzgado, el Tribunal Superior lo anula porque "no hay expediente, ni memoria, ni trabajo de campo alguno" que lo motive. El secretario general es responsable de que los expedientes estén completos y motivados, no de que se sometan desnudos al consejo y sin informe jurídico alguno», apunta en alusión a Rosa Zapico. «En los tribunales hicimos el ridículo, lo que exige una respuesta del consejo de la Sindicatura», remata.