Oviedo, J. A. ARDURA

Francisco Javier Elola conoce la sanidad pública desde dentro porque durante once años ocupó diversos cargos en el ministerio del ramo. Desde 1999 dirige su propia consultoría y acaba de realizar una radiografía sobre el estado del sistema público de salud en Asturias, por encargo del Consejo Económico y Social (CES), en la que advierte sobre la necesidad de controlar el crecimiento del gasto y marca como reto optimizar los recursos sin perder calidad. En tiempos de crisis como el actual se desmarca de las teorías que defienden el copago como la panacea para garantizar el futuro de la sanidad pública.

-¿Está preparada la sanidad asturiana para resistir un ciclo de bajo crecimiento económico?

-La sanidad pública asturiana, como en el resto de autonomías, ha experimentado desde 2002, el año de la transferencia del Insalud, un importante crecimiento del gasto. El marco económico ha cambiado notablemente desde 2008-2009 y la sanidad asturiana tendrá que adecuar el crecimiento de su gasto al de la economía, que será más lento.

-Su estudio apunta que el sistema sanitario de la región consumirá en 2017 el 53 por ciento del Presupuesto regional, de seguir al ritmo actual. ¿Esas cifras lo hacen inviable a corto plazo?

-De seguir el crecimiento del gasto en los ritmos actuales, por encima del crecimiento de la economía, la sanidad pública no será sostenible. Destinar tal volumen de recursos a la salud entraría en conflicto con otros sectores de gasto social como la educación, la dependencia o la protección a las familias o con otros componentes del gasto público como, por ejemplo, las infraestructuras.

-¿Y cómo se puede atajar ese gasto?

-Se puede hacer más y mejor con los mismos recursos. Se puede -y además es un deber ético- aumentar la eficiencia y productividad del sistema sanitario público.

-¿La reducción de costes desembocará en una perdida de calidad de las prestaciones?

-No necesariamente. Muchas medidas de las propuestas en el informe, como crear un nuevo modelo asistencial, incorporar al paciente como un agente activo del sistema y dotar de una mayor autonomía de gestión a los servicios clínicos, permiten que con el mismo o menor coste aumente la calidad de la asistencia.

-El gasto en personal sanitario ha crecido un 35% en los últimos años. ¿Ha derrochado el Principado en ese capítulo en tiempos de bonanza económica?

-Ha sido el componente de gasto con crecimiento más notable, lo que demuestra la interconexión entre el servicio sanitario público asturiano y el Sistema Nacional de Salud. Aspectos estratégicos de la política de personal como las retribuciones deberían abordarse en el marco del Sistema Nacional de Salud. Una autonomía como Asturias no puede hacer una política de personal de forma independiente del resto de los servicios de Salud de las comunidades.

-¿Tiene remedio el crecimiento del gasto farmacéutico?

-Sí, pero no a través de medidas como el copago, sino con una mejor política de incentivos a los profesionales.

-¿Para que receten menos?

-No. El incentivo al profesional debe centrarse en estimular el uso adecuado de los medicamentos entre sus pacientes.

-¿Cómo se cambia la mentalidad de los ciudadanos que quieren un hospital comarcal con el mismo nivel de prestaciones que el Central?

-Explicándoles que la atención a su salud está mejor garantizada si la asistencia sanitaria se presta en el lugar más apropiado. Para alcanzar el volumen crítico de procesos que garantice la seguridad del paciente se precisa un mínimo de población de referencia, que en ocasiones es muy superior a la de un área de salud.

-¿Y los políticos tienen el coraje para afrontar ese cambio de mentalidad en sus votantes?

-Liderar significa asumir la responsabilidad de guiar a la sociedad hacia mejores metas, poniendo el interés general por encima de los intereses particulares o locales. Los políticos deben asumir esta responsabilidad, confiando también en la inteligencia de la ciudadanía. Sé que Ramón Quirós; su antecesor, Paco Sevilla, de cuya amistad me honro, o el consejero de Hacienda, Jaime Rabanal, son conscientes del reto y tienen el coraje necesario, pero es importante que la sociedad civil arrope y acompañe a los políticos decididos a ese empeño.

Una dilatada experiencia en la gestión sanitaria

Francisco Javier Elola Somoza, médico de formación, ocupó diversos cargos en el Ministerio de Sanidad y Consumo entre 1986 y 1997, llegando a ser asesor ejecutivo del Ministro.

También ha sido director provincial del Insalud en Madrid. Desde 1999 se ha dedicado a labores de asesoría y consultoría de la sanidad. Ha dirigido para el Ministerio de Sanidad los informes de «Cohesión sanitaria en Europa» y ha escrito varios libros y artículos sobre política y gestión sanitaria.