Ribadesella, Bárbara MORÁN

Hay lugares de gran valor ecológico que fueron duramente castigados y pisoteados por el ser humano, la mayoría de las veces, por puro desconocimiento del valor de la naturaleza. Tristemente, las marismas del Sella, una zona conocida popularmente como La Mediana, es uno de esos parajes que fueron aniquilados por el sentido «práctico» que los humanos en ocasiones demuestran ante la naturaleza.

En el siglo XIX los humedales como las marismas del Sella eran considerados focos infecciosos y cualquier medida para «borrar» del mapa estos ecosistemas era bien recibida por quienes tomaban las decisiones en aquellos tiempos. Aquel pensamiento sobre estos hábitats, tristemente, se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Así, en los años cincuenta del siglo pasado toda la extensión de las marismas del Sella, que por entonces era una zona pantanosa, se rellenó con tierra para su aprovechamiento ganadero. Lo único que quedó de La Mediana original es la encina que sigue presidiendo la zona central de las marismas. Tras los rellenos, Central Lechera Asturiana (Clas) aprovechó para comprar terrenos a vecinos de Sardalla y Ardines y abrió en la zona una explotación ganadera, que funcionaría durante los siguientes treinta años.

Se «pisoteó» y enterró literalmente un hábitat singular, genuino y de gran valor ecológico. La Mediana se convirtió en una extensión de prado. Fue la de los cincuenta del siglo pasado una década «mortal» para las marismas, ya que toda su biodiversidad, su estética y su riqueza quedaron sepultadas bajo toneladas de tierra.

La suerte de éste hábitat comenzó a cambiar en los años ochenta del pasado siglo, gracias a la creación del Grupo Ecologista Riosellano (GER), liderado, entre otros, por Francisco Vázquez, actual vicealcalde de Ribadesella y dirigente de IU. Fueron los integrantes de aquel colectivo los primeros en denunciar el deterioro de La Mediana y del otro humedal del concejo, conocido como El Malecón, y también los primeros en exigir su recuperación. El Malecón tuvo más suerte: fue recuperado hace unos años.

«Fue un camino muy difícil, como lo era en aquellos años cualquier iniciativa relacionada con el medio ambiente», relata ahora Vázquez. Tras los primeros gritos a favor de la recuperación de La Mediana, llegó, en los años noventa, el deslinde de Costas, que perjudicó a muchos vecinos, pero fue un paso muy positivo para La Mediana, ya que delimitó la mayoría de los terrenos de las marismas como dominio público marítimo terrestre.

El primer proyecto para recuperar las marismas llegó al Ayuntamiento en junio del 2001 y contaba con un presupuesto de cerca de 900 millones de pesetas. El fin último era devolver a La Mediana su aspecto original, aquel que perdió en los años cincuenta. «Era un buen proyecto, pero hubo un cambio en el Gobierno estatal, hasta entonces gobernado por el PP, y el PSOE, al entrar a gobernar, rechazó el proyecto en lugar de modificarlo, y todo tuvo que volver a empezar», se lamentóaVázquez.

Desde entonces han pasado nueve años y La Mediana sigue enterrada, a la espera de que el proyecto actual la rescate. Retraso sobre retraso, el estudio de impacto ambiental se somete actualmente a información pública. Mientras tanto, La Mediana sigue expuesta a todo tipo de agresiones, a pesar de que cuenta con tres catalogaciones de gran importancia ambiental, concedidas por las autoridades políticas: es zona de especial protección de aves (ZEPA), lugar de importancia comunitaria (LIC) y parte de la Red Natura 2000.