El ajuste está acarreando un lamentable derrotismo acerca del AVE español. Que si éste no es país que pueda soportar tales inversiones, que si el mantenimiento es insostenible, que si patatín, que si patatán. Pero lo que se olvida es que los españoles han vuelto al tren gracias al AVE. Basta con remitirse a la alta ocupación de las líneas existentes (Sevilla y Barcelona), o de la previsible hacia Valencia. Es más: la única división de la operadora Renfe que ofrece resultados alentadores es la Alta Velocidad. Todas las demás son deficitarias.

Añadamos otro dato objetivo: una vez realizadas las equivalencias necesarias, para transportar a un pasajero a lo largo de 100 kilómetros, un avión consume entre 5 y 7 litros de gasolina; un automóvil, 2,5; un AVE español, 1,5; y el TGV francés o el ICE-3 alemán, un litro. Tanto el ICE-3 como el TGV son los trenes más avanzados del mundo; ello demuestra que el progreso tecnológico puede ser camino de ahorro energético. Del aumento de velocidad cabe predicar lo mismo: no es un prurito ingenieril, sino la única garantía de retirar aviones de los cielos (en vuelos nacionales), y vehículos particulares de las carreteras (el autobús interurbano sobrevivirá gracias a que en mover a cada pasajero emplea 0,6 litros de gasolina, con lo que, pese a mayores tiempos de desplazamiento, seguirá siendo el transporte más económico y asequible).

No cabe, por tanto, el derrotismo con el AVE, pero en Asturias se están dando señales peligrosas. «Dejemos el AVE en Pola de Lena», dicen algunos; «15 minutos menos no justifica 2.000 millones de euros de inversión», dice el ministro Blanco a Cantabria pero con aplicación al Principado.

Como cedamos, nos veremos de regreso a los tiempos del vergonzoso Onzonilla-Benavente, durante años el único tramo de autovía radial incompleto en España. No se nos ocurra dudar ni un momento de que Madrid-Gijón (de extremo a extremo) ha de ser una de las seis o siete radiales del AVE español. Hemos vivido 125 años -ya está bien amortizado- del paso ferroviario de Pajares, el más endiablado de España. Sólo reclamamos un sistema ferroviario para los 125 años venideros. En consecuencia, no dudemos del AVE y aprovechemos los recesos de la crisis para ponernos de acuerdo en el mejor diseño, y que los sucesivos gobiernos del Principado lo vayan peleando hasta el final. Proponemos: AVE hasta Gijón mediante nuevo trazado exclusivo para viajeros, pero diseñado para el paso de mercancías y enlazado con la ZALIA (porque un día, en este país, los trenes mercantes serán también de ancho internacional).