Oviedo / Navia,

M. PÉREZ / A. M. SERRANO

Llegó el parón. Las obras del tramo pendiente más occidental de la Autovía del Cantábrico, Navia-Tapia de Casariego, están paralizadas desde ayer. La empresa adjudicataria de la obra, Dragados, filial de ACS, comunicó a media mañana de ayer a las subcontratas que trabajan en el tramo, las auxiliares Asturmasa y Méndez, que parasen los trabajos porque no hay dinero para continuar. Más de cien obreros quedan en la calle.

Tal como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, el Ministerio de Fomento habría restringido las certificaciones de obra (los pagos en fases por la realización de parte de los trabajos), lo que obliga a las empresas a interrumpir las labores. La paralización de las obras en el tramo se produce sólo una semana después de que el Ministerio de Fomento concretase parcialmente su plan de ajuste, que incluye en Asturias la anulación del contrato para la construcción de la segunda calzada del tramo de autovía entre Salas y La Espina. Esta obra está dentro del paquete de 32 contratos de obra pública rescindidos en todo el país. Queda pendiente que Fomento concrete otros 199 proyectos de carreteras y ferrocarriles que sufrirán retrasos entre uno y cuatro años. El tramo Navia-Tapia será, a todas luces, uno de ellos.

El parón de las obras del tramo Navia-Tapia (las obras del tramo comenzaron en septiembre de 2006 y tendría que haber sido inaugurado ya a principios de este año) lleva implícito un drama humano: el despido de los trabajadores. En este tramo de Autovía trabajaban 15 empleados de Dragados, 20 de la empresa Méndez y unos 75 de Asturmasa. Mientras que los operarios de Dragados y Méndez desconocen cuál será su destino tras el parón de las obras, la mayoría de los trabajadores de Asturmasa recibió ayer la carta de despido. «Esto se veía venir. En los últimos días era todo muy raro. Dieron la orden de trabajar para asegurar zapatas y tapar agujeros, no estábamos avanzando en la obra... olía todo muy mal», explicó ayer uno de los trabajadores despedidos de Asturmasa a este periódico. «De momento, me voy a casa a ayudar con la hierba. No hay trabajo en ninguna parte y si no salen contratos de obra pública hasta dentro de cuatro años esto tiene muy mala salida. No sé cómo van a arreglarse los camioneros que están pagando las letras del camión, es un drama», comentó desde el anonimato otro de los operarios despedidos.

La paralización de las obras del tramo Navia-Tapia de Casariego era un final anunciado. Sólo unas horas después de la comparecencia de José Blanco en el Congreso de los Diputados, la semana pasada, para concretar el plan de ajuste, las auxiliares del tramo recibieron la orden de prescindir de toda la maquinaria y camiones alquilados para los trabajos. Era el principio del fin. Además, a los despidos de ayer por la paralización del tramo Navia-Tapia de Casariego se suman otros cuatro despidos de trabajadores en el tramo Otur-Villapedre (también al ralentí) que tuvieron lugar en los últimos días. En concreto, las adjudicatarias de la obra prescindieron de cuatro señalistas en este tramo.

Las obras de los casi 12 kilómetros del tramo Navia-Tapia de Casariego fueron adjudicadas en septiembre de 2006 a la empresa Dragados. La obra del tramo estaba presupuestada en 73,5 millones de euros, pero la partida se quedó reducida a 52 millones, el precio de adjudicación. Las obras cuentan con un modificado de proyecto referido al viaducto sobre el río Porcía. El tramo que ha quedado paralizado enlaza la variante de Navia, en servicio desde julio de 2006, con el tramo Tapia-Barres, también en servicio y que continúa hacia Galicia con el subtramo Barres-Ribadeo.