Soto del Barco,

Ignacio PULIDO

«Cuando yo me fui, aquí había muy pocas oportunidades, por no decir que ninguna», comenta la paleontóloga Rebeca García González, profesora ayudante de Paleontología en la Universidad de Burgos y miembro del equipo de investigación del yacimiento de la sierra de Atapuerca. Apasionada de la evolución humana, esta sotobarquense ha apostado y trabajado fuerte. Como recompensa disfruta de la oportunidad de ser partícipe de algunos de los descubrimientos más importantes de las últimas décadas en lo que a paleontología humana se refiere.

-La última campaña de excavaciones en Atapuerca ha sido prolífica en descubrimientos.

-Atapuerca es una mina sin fondo. Todos los años hay descubrimientos importantes. En los yacimientos de la Sima del Elefante fueron hallados restos más antiguos de lo que teníamos constancia hasta ahora, que era 1,2 millones de años. En la Sima de los Huesos y en el yacimiento de la Gran Dolina se realizaron importantes hallazgos. Parece ser que hay vestigios de pobladores con anterioridad a esa datación. No aparecieron restos humanos, pero sí de su ocupación.

-¿Qué repercusión tiene este nuevo hallazgo?

-La aparición de una mandíbula de un millón doscientos mil años de antigüedad había dado lugar a una publicación en la que se hablaba del «primer europeo». No se pensaba que pudiese haber ocupaciones humanas en Europa tan antiguas. Habíamos puesto los 1,2 millones de años como el punto más antiguo. Ahora, los restos encontrados parecen indicar que hubo algún humano con anterioridad a esa datación.

-¿Cuánto le queda aún a Atapuerca por ofrecer?

-Muchísimo. No nos lo podemos imaginar. De los yacimientos que están abiertos queda una gran extensión por excavar y hay sitios donde poder empezar. Es una montaña mágica. Es inacabable.

-Sólo se excava un mes al año.

-La gente nos pregunta por qué sólo un mes al año. Hay varias razones. Sacas mucho material. En una excavación puedes tirar de estudiantes o voluntarios, lo que genera una serie de gastos asumibles en cierta medida. El problema es que todos esos materiales que sacas no te valen para nada si sólo los metes en una vitrina. El hallazgo de tantas piezas requiere a un equipo de investigación cualificado, que debe de tener una remuneración.

-¿Cómo es ese trabajo de laboratorio?

-Es lo que más tiempo lleva aunque la excavación es un trabajo metódico y lento. Por ejemplo, en paleontología humana, para estudiar un fósil tienes que medirte miles de colecciones de comparativas y para ello tienes que salir fuera en muchas ocasiones.

-Hace apenas unas semanas fue inaugurado el Museo de la Evolución Humana en Burgos, ¿qué novedades aporta?

-Es algo realmente excepcional. Podemos decir que es el único museo a nivel mundial dedicado a la evolución humana. Aún no tuve la oportunidad de visitarlo con calma, pero he visto los contenidos y tiene muy buena pinta. Promete. Le vendrá muy bien a Burgos como destino turístico.

-Desde fuera, ¿cómo ve el panorama de la paleontología en Asturias?

-El yacimiento del Sidrón es muy importante a nivel de los neandertales. Es un yacimiento que va a colocar a Asturias a nivel mundial. Es más ya lo está haciendo porque ya existen publicaciones bastante interesantes. Yo no estoy vinculada a este proyecto.

-¿Tiene algún proyecto en Asturias?

-Colaboro con el equipo de la cueva del Conde, en los valles del Trubia. Vengo a excavar a veces.

-Por lo tanto, aún sigue vinculada profesionalmente a Asturias.

-Ahora estamos en pleno parón en las excavaciones de la cueva. Tendremos que empezar de nuevo, no sólo aquí, sino que también abarcando otras zonas que sería interesante investigar.

-¿Se excava poco?

-Si se le pregunta a un paleontólogo siempre dirá que se debería de excavar más. Pero depende de subvenciones y de dinero público. Hay que presentar proyectos y esperar a que los políticos te los den de paso. En concreto, sería interesante seguir con el proyecto de la cueva del Conde.

-¿Hay oportunidades para los de su profesión en Asturias?

-Cuando yo me fui había muy pocas oportunidades, por no decir que casi ninguna. Si te querías dedicar a la evolución humana aquí no tenías nada que hacer. Ahora no sé cómo estará la cosa. Tenemos la suerte de que Burgos está a menos de cuatro horas en coche y es la capital mundial en cuanto a evolución humana.

-¿Sería factible establecer comparaciones entre el yacimiento del Sidrón y el de Atapuerca?

-No son comparables. El proyecto del Sidrón es bastante importante y podrá generar muchas cosas. Atapuerca es ya un proyecto consolidado.

-Paralelamente usted desarrolla su labor docente en la Universidad burgalesa. ¿Hay mucho revuelo con motivo de la implantación del Plan de Bolonia?

-Ahí estamos. El año que viene tenemos que implantarlo. Es un nuevo paradigma de lo que es la enseñanza. Es totalmente distinto a todo lo que estábamos acostumbrados. Tendrán que pasar años para ver cómo soluciona.

-¿Cómo repercute en la labor de docentes y estudiantes?

-Desde el punto de vista de los docentes es bastante más trabajo, nos cuesta mucho más preparar las cosas. Por su parte, los alumnos tendrán que demostrar su trabajo continuamente. Lo de dejarlo todo para la última semana se acaba.

-¿Se ha planteado en alguna ocasión regresar a Asturias?

-Me quedaré allí a no ser que pongan ruedas a la sierra de Atapuerca y me la traigan.