Oviedo, J. E. M.

La apuesta de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid bautizada hace algún tiempo como la «lideresa» del PP, a favor de que el ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, lidere la candidatura autonómica de los populares en Asturias, no ha sentado bien en la cúpula del partido en la región, entre la que ha causado cierta indignación. «Cascos es el mejor candidato del PP en Asturias, tampoco hay otro claro y los asturianos piensan como yo, sólo hay que salir a la calle», señaló Aguirre en una entrevista concedida a LA NUEVA ESPAÑA este fin de semana. Aunque varios dirigentes declinaron hacer valoraciones, asegurando que «no es momento de hablar de tonterías en un día como hoy en el que debe imperar la unión en torno a la figura del desaparecido Luis Fernández Vega», otros no dejaron escapar la oportunidad de ajustar cuentas con Aguirre y afearle su intromisión en los debates internos del partido en Asturias. La candidatura de Cascos ha sido rechaza expresamente por toda la dirección del PP en Asturias y también por los líderes de las principales juntas locales (Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres), además de por el comité electoral regional de los populares que rechazó una lista liderada por Cascos por un aplastante 8 a 1 en votación de sus miembros.

Los dirigentes regionales que salieron ayer al paso de las palabras de Aguirre tiraron de sorna asturiana para contestar. «No se entiende la posición de Aguirre, Cascos es afiliado en Madrid, si tanto le gusta y tantos valores tiene podría meterle de vicepresidente en su gobierno o de consejero de Fomento», señaló uno de los dirigentes consultados ayer. En este punto coincidió otro de los líderes populares asturianos que valoró las palabras de la presidenta madrileña: «Era lo que se esperaba, Aguirre y Cascos tienen buena relación pero lo que no se entiende es que si Cascos está afiliado en Madrid, por qué quiere traspasarlo: es como si Florentino Pérez se empeñara en regalarle los galácticos al Getafe, no sé que interés tiene Esperanza Aguirre en exportar a los genios, es algo que no acabo de entender».

Otro de los dirigentes populares consultados achacó las declaraciones de Aguirre «al conocido "síndrome del veraneante" que llega a un sitio y se pone a opinar de lo que no le corresponde ni sabe. ¿Qué pensaría Aguirre si los populares asturianos fueran a Madrid a opinar de sus rifirrafes con Gallardón o de sus problemas con la red de espías? ¿A qué no lo entendería o al menos no le haría ni pizca de gracia?». Estas mismas fuentes populares señalaron que «Aguirre parece desconocer por completo alguno de los aspectos de lo ocurrido en Asturias, como que Francisco Álvarez-Cascos tuvo la oportunidad de liderar la candidatura con el respaldo de todo el partido, aunque fuera a regañadientes de algunos, cuando Ovidio Sánchez acudió a Madrid a proponerlo, y que Cascos no quiso venir porque su único interés era llegar aquí por las bravas, no por las buenas ni con espíritu conciliador, sino poco menos que a dar un golpe de estado y violentar las decisiones adoptadas por el PP en todos los congresos».

Varios dirigentes declinaron hacer valoraciones sobre las palabras de Aguirre aunque no ocultaron su malestar por lo que consideran una injerencia de la madrileña en los asuntos de Asturias. Entre los más comedidos no faltó quien se limitó a decir que «Aguirre ha perdido una oportunidad estupenda para callarse» o otro dirigente que aludió al conocimiento que tiene la presidenta madrileña de Asturias. «Asegura que hay un clamor o algo así en Asturias que pide a Cascos que sea candidato, debe ser un clamor y un sentir que Aguirre ha pulsado en los campos de golf», señaló un dirigente que no quiso añadir nada más.