Gijón, P. T.

La charca del Museo del Pueblo de Asturias, en Gijón, muestra durante los últimos días una estampa inusual que llama la atención de los paseantes que acuden a esta zona de la ciudad: cientos de patos salvajes, gansos y otras especies migratorias procedentes del norte y del centro de Europa hacen parada en este oasis gijonés en su recorrido anual para pasar el invierno en zonas más cálidas.

En estos días, las aves migratorias que hacen escala en esta charca de agua salobre conviven con especies acuáticas que son habituales de este espacio natural en el centro urbano de Gijón, como son garzas, fochas y gallinetas. Decenas de gijoneses acuden a presenciar estos días esta notable acumulación de aves, que se repite cada año pero que en esta ocasión es más elevada en número.

España es un lugar vital para el paso de especies migratorias que proceden del norte y centro del continente europeo e invernan en gran número en las costas occidentales de África. Durante esta migración tanto las zonas costeras como las del interior son utilizadas por las aves para alimentarse. De esta forma logran acumular reservas grasas para realizar con éxito su larga travesía.

La charca del Museo del Pueblo de Asturias es el último reducto de una amplia marisma que dominaba la desembocadura del río Piles, y que fue desecada en la década de los años cuarenta del pasado siglo. Desde hace algunos años, este estanque natural mantiene un aceptable nivel de agua y una vegetación que facilita la cría de aves y la presencia de aves migratorias.