El que fuera magistrado titular del Juzgado de primera instancia número 8 de Oviedo, el ovetense Arturo Santiago Merino Gutiérrez, ha sido nombrado, tras el correspondiente concurso de méritos, inspector delegado del servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), tarea que desempeña desde el pasado día 1 en Madrid. Merino, que ha trabajado como abogado, como letrado de la Seguridad Social y como profesor universitario, quiere ahora aportar su experiencia profesional para contribuir a la mejora de las dotaciones personales y materiales de los juzgados.

-¿Qué le ha impulsado a cambiar de rumbo en su carrera judicial?

-La vida es muy corta. Siempre me ha gustado tratar de abarcar, dentro del mundo judicial, el mayor número de opciones posible. Yo hago lo que me gusta, tengo la suerte de que me gusta mi trabajo. Cuando comencé a ejercer de juez me fue de gran utilidad mi experiencia como abogado y mi experiencia docente. Siempre me ha gustado mucho el ejercicio práctico del derecho, aunque a la parte docente le he dedicado muchísimos años de mi vida. Nunca lo he dejado del todo, porque he sido juez tutor para jueces antes de tener su primer destino. Espero que ahora toda la experiencia acumulada me sirva para realizar un buen asesoramiento sobre la situación de los órganos judiciales.

-Con tantos años y en áreas tan diferentes, tendrá un diagnóstico para el funcionamiento de la justicia en España.

-El problema que tenemos en la justicia es la carga de trabajo, que es extraordinaria. A diferencia de otras administraciones públicas, no se ha hecho una verdadera transformación. Es la asignatura pendiente de la democracia española a nivel de medios materiales, humanos y técnicos. Es un tema de Estado. Tienen que ponerse de acuerdo todas las administraciones y todos los partidos para un gran pacto.

-¿Y la planta judicial?

-Es el problema primario. La planta judicial no está adaptada a la realidad económica actual, al crecimiento de la población. Hay lugares que se empezaron a poblar como ciudades dormitorio cuyos juzgados no responden a la demanda actual. Mientras, hay otros territorios que han quedado despoblados y ya no tienen las mismas necesidades judiciales. Hay que adaptar la carga de trabajo que te entra a la resolución de los problemas. Los jueces, secretarios judiciales y funcionarios están asumiendo una carga de trabajo muy por encima de los estándares lógicos para que la justicia sea rápida y diligente.

-¿Hacen falta más jueces?

-Son varias piezas. Sí, hacen falta más jueces. España está en la mitad de lo que debería ser, tiene la mitad de los que debería tener. También hacen falta más funcionarios de carrera, no son suficientes para asumir la carga de trabajo y hay que recurrir a los interinos. En la bolsa de interinos te pueden mandar a personas que nunca han trabajado en justicia y que no diferencian entre una providencia y un auto. Pero me gustaría mencionar que hay un gran equívoco con el trabajo de los juzgados. No hay ningún juez en España que pueda trabajar solamente de 9 a 2. Ya estaría expeditado. Sin embargo, la percepción ciudadana no es ésa. Es una dedicación plena y absoluta. No te da tiempo a hacer ninguna otra cosa. Cuando dedicas tantas horas es frustrante que los resultados no respondan a todo esa voluntad, porque la carga de trabajo es inasumible.

-Las nuevas tecnologías ayudarían a agilizar el trabajo judicial.

-Los funcionarios de la Seguridad Social y de la Agencia Tributaria no tienen papeles. Eso en justicia no existe. La era digital no ha llegado.

-¿Las transferencias de justicia a las comunidades autónomas han sido positivas?

-Lo más preocupante es que el engranaje de justicia es tricéfalo, que no depende de una única Administración. Está, por un lado, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Ministerio de Justicia y luego las comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias. Es necesario coordinar a todas esas administraciones. Si no hay coordinación ni medios económicos para ponerla en marcha, es cuando surgen los fallos.

-La implantación de la nueva Oficina Judicial está en marcha, pero va lenta.

-Sí, el nuevo modelo se está desplegando, pero no acaba de arrancar. Hasta ahora el modelo que se seguía es que cada vez que se creaba un Juzgado, se creaba con toda la dotación completa. El nuevo modelo pretende que una oficina esté compuesta de servicios comunes que servirían para todos los juzgados. De tal suerte que la oficina es única, con diferentes secciones. Ahora sólo hay un servicio común de notificaciones y embargos para todos los juzgados.

-En Oviedo se condiciona su implantación a la unión de todas las sedes judiciales en un mismo edificio.

-Oviedo tiene un Palacio de Justicia reciente, pero no está preparado para la implantación de la Oficina Judicial, por su estructura. El edificio que estaba proyectado en El Vasco sí estaba diseñado para el nuevo modelo... Va a llevar tiempo. Pero la vida sigue y los asuntos siguen entrando, y cada vez más. En España, en números gruesos, pueden entrar diez millones de asuntos al año. Es básico que haya más jueces. Es importante que la Oficina Judicial se adapte a los nuevos tiempos, son importantes las nuevas tecnologías, la formación y la estabilidad de las plantillas.

-¿El tiempo de respuesta judicial en Asturias es satisfactorio?

-En comparación con otros territorios, sí. En el Juzgado donde yo estaba había una tasa de resolución del 168 por ciento.

-¿Eso es lo habitual?

-Es bastante habitual en Asturias. Aquí se trabaja mucho. Por lo que ya he podido hablar con mis nuevos compañeros, en Madrid se habla de «Asturias, paraíso judicial». Las ratios de resolución son muy buenas. Se trabaja mucho y bien. No es autocomplacencia, hay que mejorar más esa ratio, por supuesto.

-¿Qué funciones asumirá en su nuevo destino?

-El servicio está en un momento de cambio. Lo más seguro es que me haga cargo de la zona norte, que incluye Asturias.

-Entonces estarán encantados sus colegas de aquí, porque les resolverá los atascos judiciales.

-(Risas). Nosotros lo que tratamos es de ayudar y promover buenas prácticas procesales. Pero sólo somos un órgano asesor y técnico.

-¿Cómo le ha sentado a los jueces la rebaja de sueldo?

-A nadie le gusta que le bajen el sueldo. Este año tocaba revisión de las retribuciones y no se ha planteado. Sólo pido que no se recorte en medios para que la gente pueda seguir trabajando siempre a pleno rendimiento.

-Valore la reelección de José Ignacio Álvarez como presidente de la Audiencia Provincial.

-Es un gran amigo. Me alegro muchísimo. Estuve trabajando bastante tiempo con él en la Audiencia Provincial. Es una gran persona, con una gran trayectoria. Todo el mundo le aprecia, así que todo el mundo estará muy satisfecho de que le hayan reelegido. Yo, desde luego, lo estoy.

Perfil

Arturo Merino trabajó como abogado, profesor de Universidad y letrado de la Seguridad Social antes de entrar en la carrera judicial por la cuarta vía, el turno de juristas de reconocido prestigio. Desde entonces, siempre en la jurisdicción de lo civil, ha sido titular de juzgados en Santander, Gijón y Oviedo. Durante los últimos cinco años ha sido el magistrado titular del Juzgado de primera instancia número 8 de Oviedo. Tras un concurso de méritos, trabajará en el servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), integrado por magistrados y secretarios judiciales, que se encarga de asesorar e informar sobre la situación de todos los órganos judiciales españoles.

«El principal problema de la justicia es la carga de trabajo, es extraordinaria»

«En Asturias se trabaja mucho y las ratios de resolución son buenas; en Madrid se habla de "Asturias, paraíso judicial"»