Doctora en Químicas y profesora de Investigación del CSIC en el Instituto Nacional del Carbón (Incar), Rosa Menéndez ha ocupado con anterioridad varios cargos directivos, primero en el Incar, que dirigió durante cinco años, hasta mayo de 2008, y más tarde como vicepresidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que abandonó el año pasado para centrarse en la investigación, y con anterioridad en el Ministerio de Ciencia e Innovación. Además de su labor en estos organismos, Rosa Menéndez ha realizado estancias en prestigiosas universidades, tanto británicas como estadounidenses, y fue galardonada con el premio «Schunk Carbon Award» de 1996, concedido por la empresa alemana Schunk, por sus estudios sobre materiales de carbono. Recientemente, Menéndez recibió el premio «Du Pont» de la Ciencia en su XIX Edición, donde el jurado destacó sus trabajos sobre el estudio y desarrollo de nuevos materiales de carbono, así como su colaboración con empresas del sector carboquímico y pretroquímico.

-¿En qué centra su investigación?

-Estamos trabajando con productos procedentes del carbón, entre los que se encuentran breas y otros derivados del alquitrán suministrados en su mayoría por la industria Química del Nalón. Modificamos en algunos casos las propiedades de estos productos para adecuarlos a aplicaciones como preparación de fibras de carbono, materiales compuestos, ambos materiales con aplicaciones en aeronáutica, y carbones activados para electrodos de supercondensadores, dirigidos estos últimos al almacenamiento de energía. Una nueva línea se centra en el desarrollo de nuevos materiales, como nanotubos de carbono y grafenos para aplicaciones en catálisis, que tendrán como objetivo eliminar contaminantes y productos no deseados que se van generando en procesos químicos, o la separación selectiva de determinados compuestos. Además, también tienen aplicación en reacciones promovidas por la luz para la producción de hidrógeno, así como en la eliminación de contaminantes en aguas residuales procedentes de la industria.

-¿Cómo surgió su interés por los materiales de carbono?

-Durante la tesis doctoral estuve trabajando en procesos de producción de líquidos a partir del carbón y en la forma de mejorar los procedimientos de caracterización. Luego, durante la estancia posdoctoral en Inglaterra, estudié la forma de utilizar estos productos para obtener materiales de carbono. Cuando regresé a España, organicé un grupo que continuó en esta dirección, centrándonos inicialmente en la optimización de la matriz de carbono que soporta la fibra en los materiales compuestos

-¿Qué son los materiales compuestos?

-Son materiales de dos o más componentes que tienen la particularidad de que no sólo suman las buenas propiedades de sus componentes individuales, sino que las mejoran. Además, en el caso de los integrados por carbono, propiedades como la resistencia, no sólo las mantienen con la temperatura, sino que incluso las mejoran. Se utilizan fundamentalmente en aplicaciones relacionadas con el mundo de la aeronáutica, espacial, en componentes de frenado de automóviles de alta competición y aplicaciones militares. Son materiales muy caros, pero que tienen, como decía, unas propiedades únicas, por eso se utilizan en aplicaciones donde prima la calidad del producto sobre el precio.

-¿Estos trabajos podrían dar salida al sector del carbón?

-La gran salida del carbón es la producción de energía, las centrales térmicas, o para la producción de coque siderúrgico. Ahí es donde se utilizan grandes volúmenes de carbón. Las aplicaciones en las que nos movemos no usan directamente el carbón, sino sus productos derivados, como las breas, y el volumen de mineral utilizado es menor. No obstante, el valor del producto final es alto, con lo que no evitaríamos el cierre de las minas, pero sí incentivaríamos su uso.

-¿Cuál es el futuro de estos materiales?

-Yo diría que prometedor. Nosotros jugamos con la ventaja de disponer de una materia prima que puede ser manipulada y que nos permite diseñar materiales a la carta. Como ejemplo, grafenos, materiales de carbono que están muy de moda, los podemos obtener a partir de brea de aceite de antraceno. Los grafenos son láminas de grafito aisladas que presentan unas propiedades increíbles, son los materiales más resistentes conocidos y son excelentes conductores. Más avanzada está la investigación sobre materiales para almacenamiento de energía, con potencial aplicación en el coche eléctrico o para almacenar la energía no utilizada de los parques eólicos. Estas aplicaciones posiblemente no van a ser la varita mágica que dé salida al carbón, pero sí pueden permitir nuevos desarrollos tecnológicos en empresas tradicionales del sector energético o crear nuevas empresas.

-El año pasado recibió el premio «Du Pont» a la Ciencia, ¿qué supone este reconocimiento?

-Es un honor que se acuerden de ti, que reconozcan tu labor científica, y además me dio energía para continuar con mi trabajo. También fue importante a nivel del grupo de investigación, aunque se reconozca a una sola persona, siempre es el resultado de la labor de un grupo, de muchas personas que han pasado por aquí desde que iniciamos el primer proyecto en 1991. De hecho, cuando recogí el premio estaban allí muchos de los pioneros que ahora están trabajando en la industria y en otras universidades. Por otro lado, el premio tiene una parte muy entrañable, porque lo ofrece una empresa que está ubicada en Asturias y se entrega aquí en Oviedo.

-Estuvo cinco años al frente del Incar, ¿con qué se queda de esa experiencia?

-Tengo muy buen recuerdo, fue una época muy dinámica, la economía era más fluida que ahora, y logramos financiación para renovar totalmente las infraestructuras del Incar. Estoy muy satisfecha de ello, porque además había muy buen ambiente y conté con muchos apoyos, desde los propios investigadores del centro, mis compañeros, al equipo de dirección, y a nivel institucional, tanto del CSIC como del Ministerio y el Principado, fue una época dorada. A nivel de investigación también fue un buen momento, con proyectos muy importantes, como el montaje e instalación de la planta de captura de CO2, sin olvidar otros relacionados siempre con materiales, energía y medio ambiente.

-El proyecto al que hace referencia entiendo que ha sido la antesala de la planta que se va a instalar en La Pereda.

-Sí, y verlo ahora en marcha nos dice que la investigación que se estaba desarrollando era seria, que se podía apostar por ella y que, finalmente, va a ser una realidad. A Carlos Abanades, su responsable, siempre le digo que es la joya de la corona.

«El premio "Du Pont" a la Ciencia fue todo un honor, además me dio energía para continuar el trabajo»