Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

En más de doscientos años de historia de España, Asturias ha tenido al menos 65 ministros. En seis años y medio de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el Principado sigue a la espera de poder contar con un representante en el Ejecutivo central. Vicente Álvarez Areces sonó como ministro de Trabajo en la remodelación del Gobierno anunciada el miércoles. Pero se quedó en nada. Las causas que se esgrimen en los corrillos políticos para explicar los motivos de esta aparente caída en desgracia de los políticos asturianos va desde las cuotas ministeriales que tienen los partidos -las agrupaciones regionales con más peso tienen preferencia- al peso electoral de la provincia con vistas a las elecciones generales.

Sea lo que fuere, lo cierto es que desde el reinado de Carlos IV (1788-1808) Asturias ha contado con presencia en los distintos gabinetes que desde entonces han dejado su huella en la historia española. De aquel reinado, el de la Ilustración y la invasión francesa, destaca la presencia en el gabinete del gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, que durante nueve meses (noviembre de 1797 a agosto de 1798) ejerció como ministro de Gracia y Justicia. Y sin olvidar a otro padre de la patria de raíces asturianas anterior a Jovellanos, el allerano José Campillo Cossío. Durante varios años asesoró a Felipe V como ministro de Hacienda, de la Guerra y de Marina e Indias, cargo que ocupaba cuando murió en 1743.

Tras la derrota de Napoleón, y durante las luchas para hacer cumplir la Constitución de Cádiz ante la restauración del absolutismo por parte de Fernando VII , son nueve los asturianos que se hacen cargo de un ministerio, durante más o menos tiempo y con más o menos poder real, dada la situación del país. Éstos fueron José Canga Argüelles y Juan Pérez Villamil, responsables de Hacienda; José María Cienfuegos Jovellanos, Manuel de la Puente Aranguren y Evaristo San Miguel Valledor, que en distintas épocas estuvieron al frente del Ministerio de la Guerra. Valledor fue, además, ministro de Marina.

Otros políticos asturianos que llegaron a la cima como ministros fueron el economista Álvaro Flórez Estrada y Agustín Argüelles Álvarez, ambos ministros de Gobernación. Argüelles, conocido como el «Divino» por las dotes oratorias que mostró en Cádiz durante la redacción de la primera Constitución española, llegó a ser tutor de la futura reina Isabel II tras perder ante Baldomero Espartero la votación para ser nombrado regente durante la minoría de edad de la monarca. En estos años también fue ministro el religioso -entre otras cosas llegó a ser obispo de Guatemala- de Villarpedre (Grandas de Salime) Manuel Abad Queipo. Su paso por la cartera de Gracia y Justicia no pudo ser más efímero: sólo duró tres días por sus diferencias con Fernando VII.

En el largo reinado de Isabel II (entre regencias y otras circunstancias se alargó de 1833 a 1867), en el que se llegaron a contabilizar un total de 240 ministros, Asturias tuvo once representantes a la cabeza de distintos ministerios. Incluso dos de ellos, el ovetense José María Queipo de Llano (séptimo conde de Toreno) y Alejandro Mon Menéndez fueron presidentes del Gobierno. Queipo de Llano fue además responsable de Hacienda y ministro de la Guerra. Mon fue hasta en cinco ocasiones distintas responsable de la cartera de Hacienda. Bajo su batuta se llevó a cabo una profunda reforma del sistema tributario español para su racionalización y modernización. José Posada Herrera fue ministro de Gobernación y de Fomento con Isabel II, y presidente del Gobierno con Alfonso XII. Con Isabel II también fueron ministros Juan de la Dehesa, Victorio Fernández Lazcoiti (fue director del Banco de España), Santiago Fernández Negrete, Pablo Mata Vigil, Santiago Méndez Vigo, Pedro Pidal, José María Secades y Jerónimo Valdés.

Durante el sexenio democrático (1868-1873) también hubo hueco para Asturias. Juan Álvarez Lorenzana, Eduardo Chao, Manuel Pedregal, Ramón Pérez Costales, Cándido Piletain y Servando Ruiz fueron ministros de Estado (ahora Exteriores), Fomento, Hacienda, Justicia y de la Guerra. Lo mismo ocurrió durante los reinados de Alfonso XII -tuvo hasta cinco ministros asturianos- y el de Alfonso XII compartido unos años con la dictatura de Primo de Rivera -hubo seis-. En época del primero destacaron Francisco Bernaldo de Quirós, Julián García San Miguel, Cayetano Sánchez Bustillo y Estanislao Suárez Inclán. Con Alfonso XII estuvieron, entre otros, José María Celleruelo, Joaquín Fernández Prida, Manuel González o Alejandro Pidal Mon.

Durante el convulso período de la II República los asturianos también destacaron en los distintos gabinetes con hasta once ministros. Así, Indalecio Prieto, además de uno de los más insignes dirigentes del PSOE, se ocupó de ministerios como de Hacienda, Obras Públicas o Marina y Aire. Álvaro de Albornoz fue responsable de Fomento y de Justicia, además de presidente de la República en el exilio. También estuvieron: Plácido Álvarez-Buylla, Augusto Barcia, Segundo Blanco, Manuel Rico Avello, Ramón Prieto, Alfredo Martínez y José Miaja, que sólo fue ministro de la Guerra un día: el 19 de julio de 1936.

Tras su victoria en la Guerra Civil y hasta su muerte en 1975, Franco contó con siete asturianos. En los primeros años echó mano de los hermanos africanistas colungueses Juan y Jorge Vigón Suero-Díaz, y del ovetense José María Fernández Ladreda. Y ya en los últimos años del franquismo, en tiempos de Carrero Blanco y Arias Navarro, fueron llamados a ministerios Francisco Coloma, Alejandro Fernández Sordo, Fernando Suárez y Torcuato Fernández-Miranda, una de las figuras claves de la Transición.

El primer Gobierno de la democracia tuvo en sus filas a Aurelio Menéndez y a Matías Rodríguez Inciarte, uno con Adolfo Suárez y otro con Calvo Sotelo. En sus trece años en el poder, el socialista Felipe González tuvo bajo sus órdenes a cuatro asturianos (Luis Martínez Noval, Fernando Morán, Gustavo Suárez Pertierra y Matilde Fernández), y Aznar a dos (Francisco Álvarez-Cascos y Rodrigo Rato). Mientras, Zapatero, y con más de un año por delante de legislatura, ha roto con la historia y aún no ha «fichado» a ningún ministro asturiano.

Más información

en páginas 31 a 34