Oviedo, J. A. O. / J. E. M.

Asturias debatirá la supresión de los espectáculos taurinos. El diputado del Bloque por Asturies (BA) en la Junta General del Principado, Roberto Colunga, presentó ayer una proposición de ley en la que la organización política, de tintes regionalistas, propone la abolición de las corridas de toros en la comunidad autónoma. La iniciativa, que será debatida en la Junta General del Principado, fue anunciada por el citado diputado autonómico y por el portavoz del partido, Rafael Palacios, ex director general de Cooperación. La formación presentó la propuesta como ley contra el maltrato de animales, aunque luego el mismo Rafael Palacios reconocería que en la región no se celebra actualmente «ningún» espectáculo público ni ninguna actividad recreativa en la que exista tal maltrato, a excepción hecha de las corridas de toros, habituales en el coso gijonés de El Bibio durante las fiestas de Begoña.

Roberto Colunga aseguró que en «la Asturias del siglo XXI no tienen cabida los espectáculos taurinos» y que la región «debe quedar libre de cualquier tipo de maltrato a animales». Sobre esa base, el diputado, que dejó el grupo de Izquierda Unida para pasar al Mixto hace unas semanas -lo hizo a raíz de que la coalición apoyara el plan de ajuste contra la crisis que incluía recortes a los funcionarios-, justificó con esa argumentación la necesidad de modificar el apartado C del artículo 20 de la ley del Principado de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.

Rafael Palacios explicó que, según los datos del Ministerio del Interior, Asturias es la autonomía donde menos espectáculos taurinos se celebran. Con ella estarían también Baleares y Melilla. En 2009, según las cifras aportadas ayer por el Bloque, se celebraron en España 1.848 corridas. De ellas, sólo seis se celebraron en el Principado, en la Feria de Begoña. Palacios considera que la mayoría de la sociedad asturiana rechaza «la tortura, el dolor, el ensañamiento, la violencia y el desprecio hacia los derechos de los animales». Para el portavoz de esta formación, que abre en Asturias un debate que ya ha pasado antes por Cataluña, donde se prohibieron las corridas de toros, una sociedad civilizada «es juzgada no sólo por cómo trate a las personas, sino por cómo trate también a los animales».

Los defensores de las corridas esgrimen como argumento a su favor el efecto positivo que suele tener la organización de espectáculos taurinos en la economía de las localidades que los acogen.