Oviedo, L. Á. VEGA

Algunos de los últimos episodios de la actualidad asturiana y nacional, como la lucha por el poder el PP regional, el enfrentamiento entre los entrenadores del Sporting y el Real Madrid o los penosos datos de la economía han dado munición a los «insultadores» digitales para llenar de injurias los espacios dedicados a los comentarios de los lectores en foros de internet. Nadie puede poner puertas al campo de la red, pero los expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA (letrados, profesores, blogueros) estiman que deberían incrementarse los controles para evitar estos comentarios insultantes y calumniosos. Si bien hay base legal para perseguirlos, es bastante difícil castigarlos, debido a su número creciente y la fluidez de un medio como el digital.

«Internet no es tan anónimo. Siempre queda algún rastro, para bien o para mal», aseguró el abogado Miguel Suárez, del despacho Queipo y Riego. Suárez, que ha tenido entre manos algunas denuncias por injurias y calumnias en internet, indicó: «No es difícil identificar a los autores de comentarios delictivos, menos aun en los periódicos digitales, que siempre exigen un registro previo». Los autores pueden ser localizados a través de su dirección de IP, aunque también es verdad que pueden dejarse rastros falsos. «Depende del lugar desde donde se hagan los comentarios», añadió.

Los jueces asturianos persiguen estos delitos con energía, previa denuncia de los afectados. «La gente denuncia más y tolera menos este tipo de insultos, cada vez hay más casos», aseguró Suárez. Una vez puesta la denuncia, entran en juego los artículos del Código Penal relativos a la calumnia y las injurias. No obstante, los jueces asturianos suelen considerar estos hechos más como faltas que como delitos. Sólo si existe una gravedad palmaria en los comentarios, o una reiteración de los mismos, se exigirían las penas más altas.

«El contorno de la injuria es difícil de establecer», opinó, por su parte, Ramón Robles, abogado experto en nuevas tecnologías. «Las denuncias sobre los comentarios lastimosos que aparecen en los foros quedan en falta y a veces en nada», añadió. Y por lo que se refiere a la calumnia, en ocasiones es más difícil de probar. «Es necesario demostrar que se quería dañar. Muchos se escudan en que sólo pretendían contar un hecho del que creían que debían informar», aseguró Robles.

La responsabilidad de los gestores de páginas web y foros está clara. «Los medios digitales están más amparados que los de papel, ya que es imposible que puedan tener un conocimiento previo de lo que publican», añadió Miguel Suárez. No obstante, una vez que se ha comunicado al medio la existencia de esos insultos o calumnias, incurriría en responsabilidad si no los retirase, puesto que se apreciaría entonces «connivencia e incluso condescendencia».

Éste es el motivo por el que, por ejemplo, la fiscalía ha emprendido acciones contra «Periodista digital», que no retiró unos comentarios vejatorios contra la portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha pese a haber recibido, siempre según el ministerio público, un burofax que le conminaba a hacerlo.

Para Ramón Robles, «los administradores de los foros no están obligados por ley a controlar los comentarios». La ley de Servicios de la Sociedad de la Información, añadió, «no va al detalle». Y aunque opinó que sería necesario mayor control, también indicó que «es muy difícil en un medio tan fluido y ágil».

La salida es aumentar los controles por parte de los administradores de las páginas, muchos de los cuales ya cuentan con programas que filtran los comentarios y desechan aquellos en los que se vierten palabras soeces. El psiquiatra Juan José Martínez Jambrina, uno de los primeros «blogueros» asturianos, aseguró: «Hay que extremar la capacidad de control, para hacer desaparecer el anonimato, que no puede darse en determinados contextos». No obstante, también indicó que «tras el primer sarampión de hace unos seis años, con foros más belicosos y con gente más maleducada, lo peor ha pasado e internet se está encauzando de forma natural». En su blog, Jambrina sólo ha tenido que retirar cuatro o cinco comentarios. A este psiquiatra le gustaría que internet fuese «como la calle, por la que se va con la cara que uno tiene». Y citó al escritor Arcadi Espada: «Comentar es libre, pero no tiene por qué ser gratis».

El profesor de Derecho Penal en la Universidad de Oviedo, Javier Gustavo Fernández Teruelo, cifró en «varios cientos de miles los atentados de este tipo que se producen en la red, por lo que es casi imposible perseguirlos». Fernández Teruelo añadió: «Las policías tecnológicas tienen que priorizar y están buscando sobre todo pornografía infantil y persiguiendo delitos de índole personal, como cuando alguien cuelga fotos de su ex pareja en la red». Para el profesor, «la ley que regula estas cuestiones termina por exigir que alguna autoridad comunique que un comentario determinado es delictivo. Es difícil poner en manos del administrador la interpretación de un supuesto delictivo. En cualquier caso, una vez que la autoridad ha realizado la petición de retirada de un comentario, si la web hace caso omiso, puede derivar en una sanción económica o el cierre de la página». Para el profesor, «el método eficaz es la moderación».

«Es muy difícil controlar un medio tan fluido y ágil como internet»

<Ramón Robles >

Abogado

«Hay cientos de miles de atentados de este tipo, es casi imposible perseguirlos todos»

<Javier Gustavo Fernández Teruelo >

Catedrático de Derecho Penal

«Hay que extremar la capacidad de control, aunque lo peor ya ha pasado»

<Juan José Martínez Jambrina >

Psiquiatra y bloguero

«Internet no es tan anónimo, siempre queda algún rastro, para bien o para mal»

<Miguel Suárez >

Abogado