Arriondas, María TORAÑO

«La sidra natural hay que escanciarla». La sentencia es del reciente ganador del campeonato regional de echadores, Félix de la Fuente García, al ser preguntado sobre la polémica generada después de que una publicación británica no incluyese lagares asturianos y sí vascos en una lista de los mejores de España. El escanciado para este experto no es ningún capricho, ya que «cuando espalma bien se arrastran los ácidos, y la sidra sabe y huele mejor». La «sagardoa» (sidra) vasca «es más ácida» y «no se asocia a todo lo que la asociamos aquí», defiende este joven de 28 años, empleado en la sidrería El Mirador de Arriondas.

Hace un par de semanas que saltó la polémica porque expertos alemanes, americanos y británicos atribuyeron a los vascos la invención y el liderazgo de la bebida en España. «Por mucho que se empeñen en que se inventó fuera de aquí, eso no importa, porque la cultura sidrera que hay en Asturias no existe en otros sitios», comenta el campeón de escanciadores. De la Fuente confiesa que no bebe otra cosa. Le encanta todo lo que se genera alrededor la bebida más asturiana, porque «quedar para tomar un vino es distinto». Según el campeón, «ir a tomar una de sidra implica quedar con más gente, estar en buena compañía y compartir con los amigos».

Este camarero -que nació en la localidad de Parcia, en el concejo de Amieva- considera «tremendo» el uso cada vez más generalizado de aparatos automáticos para escanciarla. «No los puedo ver», dice en referencia a los escanciadores de batería o a los circuitos cerrados que algunas sidrerías instalan. Usar esos artilugios genera el mismo efecto que «batir la botella cerrada y echarla en el vaso sin más», concluye. El campeón lamenta que la suya sea una profesión en «decadencia» y reclama la profesionalización de este tipo de camareros. «Lo ideal sería crear en el Principado una escuela de escanciadores o que, al menos, lo tomaran en cuenta como una parte de la formación en las escuelas de hostelería». «La gente siempre agradece un culete bien echado», afirma.

Y en eso de echarlos con perfección no importan ni el sexo ni la procedencia. «Los extranjeros que participan en el campeonato regional son dignos de admirar, llegaron de fuera, pero se molestaron en aprender y son tan buenos como los de aquí», explica. De hecho, este año quedó segundo el ovetense Pablo Álvarez y tercero Wilkin Aquiles Bautista, de la República Dominicana. «De las mozas hay que decir lo mismo, porque tenemos varias campeonas de Asturias y lo hacen perfectamente», agrega De la Fuente, quien arrebató el título a Loreto García, a la que define como «una buena compañera». La competencia entre ellos es sana.

El camarero que hoy por hoy sirve los mejores culetes de Asturias comenzó a escanciar hace nueve años, primero en Cangas de Onís y después en Arriondas. Nunca hasta el momento había ganado el concurso ningún participante de la comarca. «Parece que en el Oriente estamos algo apartados de la cultura sidrera, pero aquí también la bebemos y sabemos echarla bien», comenta el triunfador, quien se presentó por primera vez en 2002 y lleva unos seis años tomando parte en casi todas las pruebas que puntúan para el Campeonato regional. Este año estuvo presente en 23 citas del total de 26 celebradas en diferentes puntos del Principado, como el Certamen del queso de Cabrales, el Festival de la sidra de Nava o la Fiesta de la sidra en Gijón.

De la Fuente tiene claro que el premio se lo dedica a la familia; a su amigo Víctor, «El Peruyeru», fallecido recientemente; a la sidrería en la que trabaja y a su propietario, Belisario Suárez. Un lunes normal, «de los tranquilos», Félix y sus compañeros de trabajo escancian una media de 144 botellas. Es el mejor entrenamiento para formar a un campeón. Cuando sale de trabajar no descansa. Si va de romería, también le toca echar. Y a ver quién dice que no al culete mejor escanciado de Asturias.