Pravia, J. MORÁN

Ricardo Álvarez Díaz-Pire (Villarigán, Pravia, 1933), se considera a sí mismo ingresado en la política por decisión de Manuel Fraga, fundador de Alianza Popular durante la transición española y refundador en 1989 de esta formación con las siglas del Partido Popular, etapa en la que Pire le pide -junto al oftalmólogo Luis Fernández-Vega- que nombre secretario general a Francisco Álvarez-Cascos. En esta segunda parte de sus «Memorias» para LA NUEVA ESPAÑA, Ricardo Pire evoca estos hechos y su actividad empresarial al frente de la cadena de supermercados Aldi.

l Tres décadas de concejal. «Así que la esposa del ministro Camilo Alonso Vega, doña Ramona Rodríguez Bustelo, era como la gobernadora de Asturias, y creo recordar que así la llamaban. Era la que le exponía las cosas de aquí a su marido. Manuel López de la Torre fue alcalde de Pravia durante once años, hasta 1979, y después fue el cronista de la villa. Yo fui concejal en aquella época, también once años, y después otros doce con Paco Casielles de alcalde, y ocho más. En total, casi 32 años».

l Estudio nocturno de mercado. «Paralelamente, sigo con el negocio, Casa Pire, que ya pertenecía a la central de compras IFA. Después, en un congreso que celebramos en Barcelona, decidimos crear la marca comercial Aldi, que fue el nombre que íbamos poniendo a los establecimientos que abríamos. Cada asociado mantenía su personalidad. Nació la cadena de establecimientos Aldi en los años setenta, que es cuando empezaban a surgir los supermercados. A nivel nacional se crearon más de 800 tiendas y yo abrí veintitantas en Asturias, con 350 empleados. Fui abriendo establecimientos en Avilés, Pravia, Vegadeo... En Asturias teníamos además un centro de almacenamiento y distribución en Meres (Siero) y las compras importantes se centralizaban en Madrid, a través de IFA, donde fui consejero y delegado en Asturias y Galicia durante 25 años. Al ir a poner una tienda propia, llegaba un señor de Madrid y hacía el estudio de mercado. Yo también hacía el mío: caminaba de noche por diversos lugares y observaba las bolsas que la gente dejaba en las aceras antes de que existieran contenedores. Las bolsas eran fiel reflejo del consumo de cada zona y en esos lugares ponía yo un Aldi. El primero fue en Pravia, claro; el segundo, en Piedras Blancas... Iba montando un supermercado cada seis meses, hasta 28».

l Integración con Osoro. «En los años noventa se producen las integraciones, primero con el grupo de Hilario Osoro. Teníamos distribuida la provincia: Osoro, de Avilés hacia el Oriente, y yo, el Occidente, hasta Vegadeo. Después llegó el momento en el que por razones de negocios llegamos a la integración, Hilario Osoro y Ricardo Pire. Posteriormente, vino la compañía holandesa Unigro y después fue El Árbol la que los compró todos. También participé en promover el centro comercial Las Salesas, de Oviedo, en la constitución de su sociedad, y en las fincas de mi familia en Villarigán llevé actividad agraria y ganadera para abastecer los establecimientos».

l De escribano a la directiva. «En la política de partido comencé en 1978, con Alianza Popular en Pravia y, a continuación, hubo un congreso para articular AP en Asturias. Fue en el Palacio de Deportes de Oviedo y allí estaban Claudio Fernández Junquera, que era el presidente de AP en Gijón, o los hermanos Fernández-Vega, los oftalmólogos. Luis Fernández-Vega, que en paz descanse, era un poco el alma de todo aquello. Al congreso acudió don Manuel Fraga y el objetivo era crear la directiva del partido en Asturias. Yo actuaba de secretario, tomando nota de las votaciones para cada cargo. Al final de la reunión, cuando se ventilaba algún puesto que no recuerdo, aquello terminó en polémica. A la vista de aquella discusión y que no se ponían de acuerdo por una cuestión de zonas, zanjó Fraga: "¡Basta, ahora nombro yo al escribano para ese puesto!". Yo había conocido a Fraga en 1965, en Madrid, en un cine del centro, cuando se estrenó la película "Franco, ese hombre". Un amigo y yo pasamos a saludarle. Después, la relación con él en Asturias fue frecuente».

l Artículos de lujo. «Pero mi actividad política nunca condicionó otros aspectos de mi vida. A las mil y pico personas que tuve contratadas y que estaban en mis negocios nunca les pregunté si eran de izquierdas o de derechas. Siempre valoré a las personas por sus cualidades personales. Yo me metí en la política, o me metieron, y esta actividad termina revolviendo y complicándote la vida. Pienso que en política hay que tener sentido común, si no, estás perdido. Y después vienen las peleas por ocupar puestos... Recuerdo haber escuchado a Franco decirme: "Los partidos políticos son artículos de lujo". Comí una vez con él en Cornellana, porque uno de los médicos que él tenía era Federico Gil, que me invitó a una de aquellas visitas que hacía Franco para pescar en el Narcea. Todo lo que fuesen contactos, yo siempre los aprovechaba».

l La cartera de Fraga. «Y a Cornellana iba también a ver a Fraga, que llegaba con su cartera de papeles, y mientras él pescaba yo me venía a Pravia a estudiar la documentación, porque era persona de su confianza. Yo siempre me he definido como una especie de comando suelto al servicio de Fraga. También acudía con él Luis Fernández-Vega. Y cada año teníamos los encuentros de Ceceda, en casa de don Luis. Teníamos reuniones en la calle de Cimadevilla de Oviedo, que era donde estaba la sede de Alianza Popular, y comenzamos a recorrer Asturias. En las elecciones generales de 1979 AP formó Coalición Democrática y sacó una ridiculez de escaños, creo recordar que diez. Yo aguanté y aguanté, y el partido fue evolucionando».

l Cascos, en un Mini. «En aquella época conocí a Francisco Álvarez-Cascos de una forma muy simpática: llegó a Pravia en un coche Mini Morris y me encontré con él junto a un gran amigo, Ruiz. Él nos preguntó por dónde empezar a visitar los pueblos para implantar el partido, así que convivimos varias jornadas. El primer lugar al que fuimos fue Loro, a 12 kilómetros de Pravia. Empezamos a hablar con los paisanos, animándoles a que participaran con nosotros. Cascos continuó al día siguiente, porque tenía un programa bien trazado. Él también acudía todos los años a las reuniones de Ceceda y seguimos viéndonos. Siempre tuve una impresión inmejorable de Cascos, pero para seguir sus pasos... ¡Manda tela también! Es un hombre que sus ideas las plasmaba sin dudar; un poco cabezón, pero predicaba con el ejemplo y te arrastraba».

l Un fax para la secretaría general. «Siguieron años duros. Hernández Mancha fue presidente del partido y el pobre no tuvo aciertos. Coincidí varias veces con él, que estuvo en Asturias en alguna ocasión. Y llegó la refundación de 1989 como Partido Popular. Fraga iba a nombrar a Federico Trillo secretario general. De hecho, estaba ya para ser nombrado. Entonces Luis Vega y yo, por la amistad que teníamos con Cascos, fuimos un día a ver a Fraga a Madrid y a proponerle la designación de Francisco. Fraga no nos prometió nada y yo creo que le estábamos creando un problema. Pero Vega y yo creíamos que convendría para Asturias tener una persona como Cascos en ese cargo. Lo mirábamos bajo el interés de la propia Asturias. Pasó un tiempo y estando yo en Madrid un día me dice Cascos: "Esto no llega, no hay nada que hacer". Entonces yo tuve que volver a Asturias, pero regresé a Madrid rápidamente, a los pocos días. Vuelvo a ver a Cascos en Madrid y las cosas habían cambiado. Cuando después llego al hotel recibo un fax en el que me dice que don Manuel le había llamado e iba a ser nombrado secretario general. Conservo ese papel en la cartera. Esto es historia. Después Fraga designa a José María Aznar como presidente y Cascos le acompañará como secretario general. Después él y yo nos distanciamos cuando la dichosa URAS».

Mañana, tercera y última entrega: Ricardo Pire