Oviedo, Pablo GONZÁLEZ

«Se aferran a la poltrona en un ejercicio de cinismo». Ésta es una de las críticas vertidas por la dirección regional del PP contra aquellos cuadros electos populares que siguen en sus cargos a pesar de que mantienen su apoyo a Francisco Álvarez-Cascos, que baraja crear un partido alternativo que restaría votos a la fuerza conservadora en Asturias. La mayoría de los «afectados» por las críticas de la dirección regional siguen sin dar respuesta a la petición de que renuncien a sus puestos y a sus sueldos, que suman más de 372.000 euros anuales. Así en el PP se mantienen diputados, alcaldes, senadores y concejales afines a Álvarez-Cascos, aferrados, según las dirección regional, a sus «poltronas cínicas».

La dirección del partido señala, además, que estos cuadros habían criticado, a su vez, a la dirección regional por aferrarse a las poltronas. Ahora consideran que son ellos los que hacen lo que criticaban, pese a considerar que el PP ya no es su partido. Esta petición fue aún mas explícita en el caso del PP de Gijón, presidido por Pilar Fernández Pardo. Los populares gijoneses exigieron ayer a los concejales Pablo González y Dorinda García, también senadora, a través de Manuel Pecharromán, portavoz del grupo municipal y número dos de Fernández Pardo, una de las dirigentes del PP asturiano más beligerantes contra el ex ministro, que dejen sus cargos. Pecharromán pido a Pablo González que «devuelva lo que no es suyo», ya que entiende que «hay muchas otras personas dispuestas a defender los principios y el ideario de la organización y a trabajar para conseguir la Alcaldía de Gijón».

Pecharromán considera que el concejal casquista «por dignidad personal no debería permanecer un segundo más en un puesto de representación de un partido al que critica abiertamente y que dice que ha dejado de ser el suyo». Las críticas a Dorinda García no fueron tan duras por parte de Pecharromán, pero sí que le exigió «un pronunciamiento expreso» de quien hasta la fecha «ha estado defendiendo el mismo posicionamiento que Pablo González». Este periódico trató ayer de ponerse en contacto con ambos sin conseguirlo. De todas formas, el concejal gijonés aseguró el lunes que «estaba con Cascos y sigo con Cascos», se puso a su disposición para participar en su nuevo proyecto político y aseguró que sería «coherente» con esta postura. Pero no concretó si dejaría el partido y su sillón en el Ayuntamiento.

Entre otras cosas, la dirección regional quiere que este grupo de cargos que apoyan a Álvarez-Cascos dimitan para dejar de percibir los sueldos a los que tienen derecho. En el caso de González, y como edil no liberado del Ayuntamiento de Gijón, lo que percibe en su faceta como político -ejerce como economista- ronda entre los 500 y los 600 euros al mes. Algo menos cobra Dorinda García como concejala de Gijón. Sus ingresos principales proceden de su puesto como senadora en Madrid. Por ello cobra -los senadores y diputados nacionales tienen las mismas retribuciones- un sueldo mensual de unos 3.000 euros. A esta cantidad hay que añadir cerca de 1.800 euros al mes como «ayudas por gastos que sean indispensables para el cumplimiento de su función» o una tarjeta de 250 euros mensuales para taxis para aquellos diputados y senadores que no tengan coche oficial. Además disfruta de un portátil, un teléfono móvil o de una tarjeta para los aparcamientos de los aeropuertos.

En este grupo de «poltronas cínicas» se encuentra Isidro Fernández Rozada. El fundador del PP en Asturias lleva días resistiéndose a aclarar su futuro. Este periódico ha tratado de contactar infructuosamente con Fernández Rozada desde hace casi una semana. Lo mismo ocurre con los diputados regionales afines a Álvarez-Cascos. De todas formas, Fernández Rozada es de los que prefiere los gestos a las palabras. Ahí está cómo el pasado lunes estuvo acompañando a Pelayo Roces en su renuncia como diputado de la Junta General en apoyo a su amigo íntimo Álvarez-Cascos. Al mismo tiempo, Fernández Rozada aseguró a Ovidio Sánchez, presidente del PP asturiano, en las escaleras del Parlamento, que seguiría en el partido. Fernández Rozada, desde el año 2000 diputado nacional, cobra 4.800 euros al mes entre sueldos y dietas para gastos.

En cuanto a los diputados regionales, sólo Cristina Coto ha explicado lo que va a hacer, que no es otra cosa que agotar lo que resta de legislatura. Hasta entonces seguirá percibiendo su sueldo como diputada con dedicación exclusiva. Esto se traduce en unos 2.900 euros al mes. El resto de sus compañeros, también con dedicación exclusiva, Marcial González, Luis Peláez y Reinerio Álvarez Saavedra guardan silencio. Además, todos aquellos diputados que no vivan en Oviedo tienen una paga mensual para gastos y manutención de unos 900 euros.

Esta cuestión en Oviedo la protagonizan los ediles del Ayuntamiento de Oviedo José Suárez Arias-Cachero y Carmen Manjón. Cada uno de ellos, sin funciones en el feudo de Gabino de Lorenzo, percibe unos 25.000 euros al año. José Suárez Arias-Cachero había anunciado que dejaría la concejalía si Isabel Pérez-Espinosa era designada candidata. El Ayuntamiento de Oviedo aportó ayer una grabación con sus palabras, recogidas en declaraciones a los medios de comunicación. En el caso de Rosa Domínguez de Posada, alcaldesa de Peñamellera Alta, sus retribuciones son más modestas. La edil más beligerante en el apoyo a Álvarez-Cascos cobra unos 1.000 euros al mes. Ya ha decidido que dejará el partido cuando acabe la legislatura.

Queda por saber qué hará Fidel Sánchez, presidente del PP en Llanes, o la alcaldesa de San Tirso de Abres, María Goretti, que quiere convocar a la junta local para consultar antes de decidir. Tampoco se ha pronunciado el cargo orgánico del partido más importante: José Antonio Martínez, presidente del PP de Langreo, el quinto concejo más importante del Principado tras Gijón, Oviedo, Avilés y Siero.