Al hablar del ámbito político de Batasuna suele usarse la expresión «el mundo de Batasuna», igual que se alude, asimismo, a «el mundo de ETA». Son expresiones acuñadas que, además de la variada composición de ese ámbito, nos sugieren que no se trata de opciones dentro del mundo en el que hace vida el común de la ciudadanía, sino de un mundo propio, hermético y autosuficiente, en el que los valores de referencia y el «sentido común» no son los del mundo de todos conocido. Eso es lo que hace más difícil la reinserción, y no me refiero a la de los presos, sino a la de los habitantes de ese mundo tan particular, que recicla una y otra vez sus propios mensajes, sin recibir los del exterior. La clave está en otra palabra, «muerte». Sólo si en ese mundo se impusiera la idea de que no se puede matar por las ideas políticas, cabría darles la bienvenida al mundo de los mortales que no matan.