La voluntad popular es el arma con mayor poder de destrucción de baluartes y murallas. Algo así como las Trompetas de Jericó. Desde hace años se cavila en los sótanos del Pentágono qué hacer con Irán y su programa nuclear. La opción de un ataque aéreo selectivo de Israel contará incluso con planes detallados. De improviso Washington descubre, en Túnez y luego en Egipto, el poder de las masas populares que claman libertad, algo que los soviéticos conocían de siempre. Ahora el arma se ha perfeccionado mucho, internet mediante. Esta arma secreta puede poner en jaque a Irán, y un día, si hace falta, ser usada hasta con China. Por fin Occidente dispone de una bomba que produce salud en quien la lanza y quien la padece, y es más eficaz que la de neutrones. Confiemos en que no caiga en manos fundamentalistas, pues las masas populares llevaron al poder a Lenin y el voto secreto a Hitler.