La Dirección General de Tráfico rebajará definitivamente de 50 a 30 kilómetros por hora el límite de velocidad para circular, tanto en las ciudades como en las villas, por calles de carril único o de un solo carril en cada sentido. La medida, que desde hace un año era aconsejable, se convertirá en obligatoria, según anunció ayer el director general de Tráfico, Pere Navarro. La intención del Gobierno es aprobar el real decreto con los cambios este mismo año y su objetivo es reducir la mortalidad en los atropellos a peatones. Según Navarro, «a 70 kilómetros por hora no se salva nadie, a 50 kilómetros, el 50 por ciento y a 30 kilómetros por hora, el 95 por ciento de los peatones».

La medida, que está consensuada con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), afectará a todos los núcleos urbanos, independientemente de su tamaño. La medida, en Asturias, ya ha encontrado detractores. El inspector de la Policía Local de Avilés, Javier Lozano, experto en educación vial, considera «desproporcionado» aplicar por igual esta limitación «en Pola de Allande que en Avilés» pues, a su juicio, no se ajusta a la realidad de los diferentes núcleos de población.

La modificación, que también persigue «pacificar» el tráfico en las ciudades, conllevará también una reducción de la llamada «contaminación visual», aquella producida por una proliferación excesiva de señales verticales. Por eso se obligará a los ayuntamientos a cambiar estas señales verticales de límite de velocidad por otras pintadas sobre el asfalto, indicó la directora del Observatorio de Seguridad Vial, Ana Ferrer.

En el Principado algunos concejos tienen buena parte de los deberes hechos. En Oviedo desde diciembre existe una limitación de velocidad a 30 kilómetros, dentro de la llamada «zona 30», una actuación prevista dentro del plan para potenciar el uso de la bicicleta en la ciudad. El «plan 30», diseñado dentro del proyecto «Sumobis» de mejora de la movilidad -en el que Oviedo participa con Huelva, Ponferrada, Lisboa y Toulouse- establece carriles especiales compartidos por coches y ciclistas en seis grandes ejes viarios de la capital.

La concejala de Seguridad Ciudadana, Conchita García, aseguró ayer a LA NUEVA ESPAÑA que en Oviedo no será problema aplicar la nueva limitación de velocidad. «Básicamente es lo que ya tenemos implantado». García considera que con un único carril es difícil superar los 30 kilómetros por hora. «Es mucho mejor limitar la velocidad que crear carriles bici que restan espacio y no funcionan bien», señala. Aunque Oviedo ha sido pionera en España en echar el freno en las calles, la normativa traerá otro cambio sustancial. Mientras que ahora no se contemplaban «castigos» económicos para los incumplidores, una vez que Tráfico aplique los límites quienes infrinjan el límite serán sancionados.

El anuncio de Navarro, realizado en la primera jornada del II Encuentro de ciudades para la seguridad vial, celebrado en Córdoba, ha sido recibido con calma en Gijón, cuya concejala de Seguridad Ciudadana y Movilidad, Begoña Huergo, es ponente en el encuentro. Fuentes municipales explicaron ayer que en Gijón funcionan, por un lado, zonas con velocidad limitada a treinta, en las proximidades de colegios y en el área de la Feria de Muestras, y calles en las que no se puede circular a más de 30, señalizadas de un modo especial, en el polígono de Pumarín, El Carmen y San Bernardo y el eje comercial de la calle de los Moros. El Ayuntamiento tiene planeada una nueva zona «a 30» en la calle Desfiladero de las Xanas, en el área de Moreda.

En Avilés hay vías en las que se aconseja bajar la velocidad. No se trata propiamente de «zonas 30». Se corresponden con calles cercanas a centros escolares e infraestructuras con especial «sensibilidad», según explica Javier Lozano, inspector de la Policía Local. La concejalía de Tráfico, que dirige Luis Ramón Fernández Huerga, también presente en el encuentro de Córdoba, trabaja en el diseño de un plan de movilidad para crear una circulación más eficiente, con carriles bici y algún tipo de transporte público alternativo como el tren eléctrico. Lozano hace hincapié en el coste económico que supondrá retirar las señales actuales y en volver a colocar otras nuevas. El impacto sobre la circulación será significativo. «La fluidez del tráfico se verá afectada».

Por su parte, el concejal de Transportes del Ayuntamiento de Mieres, Roberto Rodríguez, estima que no habrá variaciones llamativas respecto a la ordenación actual de la circulación en la villa del Caudal. «En el centro tenemos dos calles de un solo sentido, que son Manuel Llaneza y Pérez de Ayala. Siempre que los ciudadanos cumplan no veo problemas, la cuestión es que no se respeten los límites», explica.

Una de las dificultades, según Rodríguez, puede venir a la hora de ajustar los horarios de los autobuses. «Si en vez de 40 tienen que ir a 30 habrá una descompensación, tendremos que estudiar la solución», indica.