Oviedo, Pablo GALLEGO

«No hay calidad en los estudios, y las filologías se están degradando. Nos imparten contenidos de primer curso de la ESO, y no nos hemos matriculado en la Facultad para esto». Las frases, con la dureza propia de quien se cree «engañada», pertenecen una de las alumnas que, tras terminar el Bachillerato, decidió cursar en la Universidad de Oviedo el nuevo grado en Lenguas Modernas y sus Literaturas. Una de las carreras surgidas de la reconversión de varias de las antiguas licenciaturas en Filología en un nuevo grado adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), conforme al llamado «Plan Bolonia». Estudios que, tal cual están diseñados y siempre según su opinión, no van a permitirles obtener el nivel de destreza en el dominio de una lengua extranjera que ellos quieren. Por eso los alumnos han decidido manifestarse contra el sistema. «Queremos que suban el nivel de las clases», afirman, «sentir que vamos a salir bien preparados». Muchas de las quejas de los estudiantes de Lenguas Modernas se repiten en otras facultades, pero ellos han sido los primeros en decidir salir a la calle para contarlas.

En una sala de la delegación de alumnos del campus del Milán, en Oviedo, un grupo de estudiantes preparaba ayer las pancartas y carteles de la manifestación, prevista para la una del mediodía de hoy. Mensajes como «No a la muerte de las Humanidades», «Por la cultura, por las Humanidades», o «Guiados como reses hacia el cambio -en referencia al "Plan Bolonia"-, nosotros sí tenemos algo que decir». Desde el lunes, en los edificios del campus ya habían aparecido panfletos que, a modo de «hojas volantes», informaban de sus reivindicaciones: contar con profesorado «cualificado» en las asignaturas que se imparten, que la adaptación al Espacio Europeo de Educación se haga «con dignidad», y que el nuevo grado asegure obtener «un nivel alto de lengua francesa, italiana o alemana». Áreas que, sobre todo en el caso del francés, centran las quejas de los alumnos. «Y los profesores están de nuestro lado», aseguran.

Entre los estudiantes reunidos ayer, las quejas abarcaban desde «profesores de Hispánicas que acaban dando inglés o francés» a «horarios que cambian casi cada semana» o «asignaturas avanzadas que se imparten antes que otros conocimientos básicos». También a la desaparición del Latín: «Algunos no lo hemos estudiado nunca, y hay profesores que nos dicen que, sin saber nada y al no tener ya esa asignatura, no vamos a entender muchas de las cosas que tienen que explicarnos», añaden.

Antes de manifestarse, los alumnos siguieron el cauce administrativo marcado en la Facultad. «Primero hablamos con los profesores, pero ellos nos han dicho que deben ceñirse a los contenidos de la guía docente», apuntan. Lecciones que, según los estudiantes, «se corresponden con el francés que ya estudiamos entre primero y segundo de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO)». «Con el plan actual saldremos de la Universidad con un nivel B2, medio, cuando en la licenciatura se llegaba al C2, a ser bilingües», denuncia otro alumno.

Su último paso fue reunirse con la decana de Filosofía y Letras, Cristina Valdés, antes de presentar una queja formal ante el departamento y el decanato. «Compartimos sus planteamientos y estamos de acuerdo en que el nivel de las clases tiene que subir, pero no nos gusta su forma de presionarnos, montando esto», afirma Valdés, un día antes de enfrentarse a su primera protesta. «Les dijimos que el nivel iba a mejorar y les pedimos tiempo para resolver el problema, porque las cosas no pueden cambiar de un día para otro. Creo que están siendo muy injustos», añade.

Tras la fusión de centros diseñada por el equipo rectoral, el campus del Milán se ha convertido en un único centro del que dependen todas las titulaciones de Humanidades, en sustitución de las tres antiguas facultades. Algo que, unido a la dimisión de los anteriores decanos y a un equipo provisional que, según Valdés, «dejó todo sin hacer», ha complicado la adaptación efectiva de las filologías al «Plan Bolonia». «Cuando los nuevos grados se diseñaron ya nos pareció que el nivel era bajo, pero el departamento de Francés aseguró que haría las modificaciones curriculares necesarias», añade la decana. Esta mañana, el equipo decanal tiene previsto reunirse con el departamento para tratar de avanzar en la solución del problema.

Para responder a los diferentes niveles de conocimiento del idioma, los alumnos creen que la mejor opción sería «hacer grupos más pequeños, porque en el departamento hay profesorado suficiente», aseguran. En opinión de la decana, parte de los problemas surgen porque la Universidad «no permite hacer una prueba de nivel a los alumnos de nuevo acceso», y es necesario hacer una programación en la que quepan todos.

Mientras los alumnos de Francés esperan que el nivel de las clases suba «para adecuarse a lo que debería ser la Universidad», el Milán vivirá hoy la primera manifestación en contra del resultado del «Plan Bolonia».