La negociación sustituirá a las movilizaciones en el campus de Humanidades de la Universidad de Oviedo. La primera manifestación de alumnos en contra de los programas creados en la Universidad para adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) terminó ayer con el compromiso de que el próximo lunes el equipo decanal de la Facultad de Filosofía y Letras y los estudiantes se reunirán para «ajustar y ver posibles soluciones a los problemas detectados», según explicó ayer la decana del centro, Cristina Valdés. Probablemente, con un aumento del nivel en las clases, para responder a la petición de los alumnos, sobre todo de los estudiantes de Francés en el grado de Lenguas Modernas. Por el momento la respuesta de la Facultad, tras la reunión celebrada en el vestíbulo del edificio administrativo del campus, ha sido negociar y ver de qué forma las peticiones pueden encajarse en la programación docente del centro.

La primera manifestación en contra del resultado del «plan Bolonia» en Asturias se desarrolló sin incidentes. A partir de la una del mediodía, el grupo de alumnos que lideró la concentración ocupó el paseo que comunica los aularios y el edificio administrativo de la Facultad de Filosofía y Letras con el área de departamentos. Primero en silencio, con pancartas en las que se preguntaban si los contenidos que se les enseñan en clase se corresponden con la calidad y la excelencia que exige la adaptación al Espacio Europeo de Educación.

Poco más de media hora después de iniciar la protesta, el medio centenar de alumnos reunidos frente al aulario se desplazó al área administrativa, para reunirse con la decana de Filosofía y Letras. En el vestíbulo del edificio, los estudiantes expusieron sus argumentos tanto a la decana como a la vicerrectora de Ordenación Académica, Covadonga Betegón, que acudió al encuentro acompañada por dos directores de área de su vicerrectorado. Tras una exposición «argumentada y razonada» de sus peticiones, estudiantes y decanato acordaron celebrar la reunión marcada para el próximo lunes. La petición de los alumnos para que se suba el nivel de las clases fue respaldada ayer por algunos miembros del equipo docente de la Facultad, fuera de la propuesta organizada por los estudiantes, y por alumnos de otros cursos de las titulaciones de Filología que se imparten en el campus del Milán.

Según la responsable de la Facultad de Filosofía y Letras, los problemas que abocaron a los alumnos a la manifestación se deben a «la falta de información recibida» o «al alto número de matriculados en algunas titulaciones», algo que, según la decana «superó las expectativas del centro». Valdés resalta además «la complejidad que supuso el proceso de fusión de los tres centros -la actual Facultad de Filosofía y Letras surgió de la unión de los centros de Filosofía, Filología y Geografía e Historia-, que pilotó el anterior equipo decanal y que coincidió con este complicado comienzo de curso», matiza Valdés.

Durante la protesta, una de las alumnas señaló que los problemas «no son sólo del grado en Lenguas Modernas, también de otros». A las quejas por el nivel de los estudios, pensados en su momento para atraer a un mayor número de alumnos hacia las filologías, se unen otras propias del día a día del campus. Los horarios necesarios para cumplir todos los créditos marcados en el programa hacen que las clases se distribuyan a lo largo de todo el día, «con sólo una hora para comer», apunta una de las alumnas. Muchos de ellos no pueden desplazarse a sus casas al mediodía, «por eso necesitamos un comedor», afirman.

Tras recuperar los microondas instalados en la cafetería situada bajo la Casa de las Lenguas, el decanato tiene previsto habilitar un espacio en el bajo cubierta del aulario A. Según el correo enviado a los alumnos, el vicerrectorado de Campus e Infraestructuras acondicionará este espacio para que los alumnos de Humanidades puedan «comer y utilizar los microondas».