Oviedo, Pablo GALLEGO

«Insólito» es la palabra que el presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Oviedo, Rubén Menes, utiliza para describir el hecho de que un grupo de alumnos del campus del Milán, en Oviedo, hayan alzado la voz para reclamar que se aumente el nivel de las clases. Menes afirma que las autoridades académicas «deben tomar cuenta de ello y actuar en consecuencia», porque «ésta no es una movilización contra el Espacio Europeo de Educación, sino contra los planes de adaptación que se han hecho». «Las manifestaciones pueden extenderse, porque algunos planes no se están cumpliendo», opina Menes. Según el representante estudiantil, «al "Plan Bolonia" se le culpa de asuntos que no dependen de la adaptación al Espacio Europeo: hay profesores que culpan al sistema para exculparse ellos, y no es justo».

Las movilizaciones de los estudiantes asturianos contra el resultado de la adaptación a Europa ha cogido desprevenidos a los responsables de la Universidad asturiana. El jueves los responsables de la Facultad de Filosofía y Letras acordaron reunirse el lunes con los alumnos afectados, para tratar de buscar una solución. La vicerrectora de Ordenación Académica y Nuevas Titulaciones de la Universidad de Oviedo, Covadonga Betegón Biempica, se remitió ayer a las declaraciones efectuadas por la decana del campus del Milán, Cristina Valdés, a la hora de aclarar la postura de la Universidad sobre la petición de los estudiantes. Según Valdés, los problemas que abocaron a los alumnos a la manifestación se deben «a la falta de información recibida», al «alto número de matriculados en algunas titulaciones», que «superó las expectativas del centro», y a «la complejidad que supuso el proceso de fusión» de tres facultades distintas en un único centro, el de Filosofía y Letras.

El representante estudiantil reconoce que el actual momento económico «no es el mejor para afrontar este cambio de modelo docente». No obstante, Menes llama la atención sobre la «devaluación o degradación de los estudios» denunciada por los alumnos. Máxime cuando lo que el «Plan Bolonia» exige es «una enseñanza de calidad, de excelencia, innovadora y con garantías». «Lo que tenemos que conseguir es mejorar todo lo posible la calidad de la enseñanza por el prestigio que tiene esta Universidad, no hacer planes pensando en atraer alumnos para mantener titulaciones», añade.

Como algunos alumnos han señalado desde el inicio del curso, el diseño de los horarios «es uno de los temas más candentes». «Es cierto que adaptar todas las carreras a un nuevo modelo ha exigido mucho esfuerzo y que hace falta tiempo y recursos para conseguirlo, con la participación de todos, pero en algunos aspectos no podemos evitar percibir cierto grado de improvisación», opina Menes. Tras la que ha sido la primera manifestación contra el resultado de la adaptación de la Universidad de Oviedo a Europa, Menes reconoce que los alumnos quizá no protestan más «porque asumimos que los planes deben estar bien, ya que son las propias facultades las que los han hecho, y han superado todos los trámites», tanto de la propia Universidad como de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).