«Jovellanos era un intelectual extraordinario, pero no se supo desenvolver en la acción política ni en la Corte de Carlos IV». El catedrático Emilio La Parra analizó ayer la trayectoria política del ilustrado asturiano en una conferencia que tuvo como escenario el salón Europa de la Junta General del Principado.

Oviedo, J. A. ARDURA

La conferencia de Emilio La Parra llevaba por título «Un político honesto en la Corte de Carlos IV». El catedrático de la Universidad de Alicante detalló que el ilustrado gijonés, tras llegar desde Sevilla al Madrid de Carlos III, dio sobradas muestras de su capacidad y de su talla intelectual. «Era un hombre reconocido en la última década de Carlos III, período en el que entabló contactos políticos muy importantes y entró en un lugar clave, la tertulia de la condesa de Montijo».

En ese círculo coincidió con los intelectuales, los nobles y los políticos más relevantes y modernos de España, destacó La Parra, y «con los clérigos hanseáticos», una corriente de una estricta moralidad que coincide de lleno con las convicciones de Jovellanos, «un hombre de muy severa filosofía». Esa posición le valió la enemistad de Los Golillas, el otro gran lobby de la Corte en los tiempos de Carlos III. «Jovellanos no se llevaba bien con ellos y Floridablanca lo alejó de la Corte entre 1789 y 1791, cuando Cabarrús entró en prisión. Ahí se truncó su brillante carrera política», precisó el catedrático alicantino.

El «semidestierro» en Asturias sentó mal a Jovellanos, que, según recordó La Parra, volvió a tener una segunda oportunidad con Godoy, quien lo eligió para su Gobierno «en una remodelación espectacular, en la que estaban otros políticos de gran talla como Cabarrús, el andaluz Francisco Saavedra, Moratí y Meléndez Valdés. Podría haber sido el momento más importante de aquella época para la política española y para Jovellanos». Mas el catedrático de la Universidad de Alicante sostiene que ese propósito se truncó apenas tomó posesión el nuevo Gobierno. Su análisis fue contundente: «Los enemigos de Jovellanos siempre pudieron con él. Su actitud honesta no tuvo un correlato con la práctica política. Jovellanos hizo poco por entenderse con Godoy y Godoy probablemente hizo lo mismo. Aquella tendencia a los enfrentamientos no condujo a nada», concluyó.