Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

Asturias se baja del tren. Renfe y Feve pierden miles de viajeros en la región, tanto en cercanías como en larga distancia. Y es que ni el Alvia se libra de una tendencia negativa que en el caso de Feve puede calificarse de «sangría». El número de usuarios de los servicios regionales de la compañía de vía estrecha, que preside el leonés Ángel Villalba, ha caído un 35 por ciento en el último lustro. La debacle se produjo mientras la dirección de la empresa, con el respaldo del Ministerio Fomento, daba forma a un faraónico proyecto de mejora integral de su línea por la Cornisa, presupuestado en 2.500 millones de euros y paralizado ahora ante la imposibilidad de ejecutar una inversión tan importante en pleno período de recortes. Además, en este tiempo Feve también puso en marcha rutas tan cuestionables como el servicio directo de Oviedo a Gijón a través de El Berrón, cuya ocupación está a años luz de las previsiones.

El desplome de las cercanías de Feve comienza en 2005, un año en el que se subieron a los trenes de vía estrecha 4.866.490 pasajeros. Sólo dos años después, en 2007, esa cifra ya se había reducido en el entorno del millón de usuarios, hasta los 3.885.762 viajeros, mientras que el pasado ejercicio el pasaje anual se redujo aun más y cayó a 3,1 millones de viajeros, tras una reducción del cinco por ciento con respecto a las cifras del año anterior. La empresa puso en marcha el pasado junio una nueva programación en su red de cercanías, fomentando los servicios semidirectos con Oviedo y Gijón. Sin embargo, los portavoces de la compañía acaban de reconocer que la ruta estrella de esa campaña, un servicio rápido entre Pola de Siero y Gijón, aunque con transbordo en El Berrón, no está respondiendo a las expectativas y que hay convoyes que son utilizados por sólo tres o cuatro viajeros. Fuentes internas de Feve relacionan la salida de Amador Robles de la dirección general de la compañía, que le ha encargado la puesta en marcha de un tren turístico en Andalucía, con la espectacular caída de viajeros y con el fracaso de algunos de los más relevantes proyectos puestos en marcha en los últimos años. Por cierto, los sindicatos auguran que la perdida de viajeros de Feve se acentuará ahora, a consecuencia del cierre de la estación gijonesa de El Humedal y el traslado a la de la calle Sanz Crespo.

Los números de las cercanías de Renfe no se han derrumbado como los de la vía estrecha, pero también pican a la baja. La reducción del número de viajeros ha sido de un 11 por ciento en los dos últimos años, dejando la cifra de usuarios de 2010 en 8.412.928 usuarios, según los datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei). El uso de los servicios regionales de la compañía que preside Teófilo Serrano se mantuvo estable en los primeros años del siglo, en torno a los 8,5 millones de usuarios al año, y ahora se mantiene un poco por debajo de ese nivel pese a que en 2008 y 2009 se superaron los nueve millones de usuarios.

El Alvia tampoco escapa a esa acusada tendencia a la baja que se aprecia en la ocupación de los servicios ferroviarios de la región. Puesto en marcha hace tres años, a partir de la inauguración de la línea de Alta Velocidad entre Madrid y Valladolid, el conocido como «tren pato» tuvo unos comienzos arrolladores, hasta el punto de que superó con creces los cien mil viajeros anuales. En ello tuvo mucho que ver el hecho de que Iberia se quedase en exclusiva con la línea aérea entre el Principado y la capital de España, aplicando las tarifas más caras del país para la conexión con Madrid. Pues bien, el año pasado, coincidiendo con la ruptura de ese monopolio aéreo, merced a la entrada de Air Europa en la ruta a Barajas, el Alvia de Asturias sufrió un retroceso de 4,9 puntos en el número de viajeros respecto a 2009.

Según las cifras oficiales de Renfe, el Alvia pasó de 932.100 a 886.672 pasajeros, aunque, no obstante, continuó siendo el más usado de la Cornisa. Queda por saber lo que ocurrirá a partir del año que viene, cuando los Alvia Talgo que ahora cubren la ruta sean sustituidos por otros de menor capacidad y que, según los expertos, están peor preparados para hacer frente a las rampas de Pajares, o cuando, entre finales de 2012 y mediados de 2013, abra la variante de Pajares y el viaje a Madrid en tren quede en tres horas de duración, según lo anunciado por Fomento. Dejando los futuribles a un lado, de lo que no hay duda, a la vista de las cifras, es de que los asturianos están dando la espalda al tren.