Oviedo, M. J. IGLESIAS

El censo de ganaderías de leche continúa marcando mínimos históricos en Asturias, donde ya quedan menos de 2.500 explotaciones en producción. Alrededor de 150 explotaciones se dieron de baja el año pasado, según datos de los análisis de leche mensuales que lleva a cabo el Laboratorio Interprofesional Lechero de Asturias (LILA).

Las cifras reflejan que el goteo de cierres en el campo, lejos de detenerse, continúa. En 2009 fueron 186 las ganaderías de leche que se perdieron en la región. Aunque este año la cantidad de desapariciones de explotaciones es algo más baja, la organización agraria ASAJA lo considera «muy preocupante», ya que refleja el desánimo de los ganaderos, que no obtienen rentabilidad por su trabajo.

La secretaria general de COAG, Mercedes Cruzado, estima que en 2011 habrá muchos más cierres. «Porque los ganaderos no cubren costes y no les queda más remedio que abandonar la actividad».

De forma pareja al cierre de explotaciones va la pérdida de cuota lechera global asignada a Asturias, que ya se encuentra por debajo de las 600.000 toneladas -cifra tomada como referencia en años anteriores- y apenas supera las 580.000 toneladas, casi 20.000 toneladas menos.

Uno de los obstáculos que se encuentran los productores es el estancamiento de los precios de la leche en origen, cuya media en Asturias es de unos 32 céntimos por litro. Los ganaderos estiman que producir un litro cuesta alrededor de 35 céntimos. Las organizaciones agrarias señalan que la crisis actual es «la peor» que ha vivido el campo asturiano desde la entrada de España en la Unión Europea. Las razones fundamentales de la pérdida de competitividad de la ganadería asturiana son la caída de los precios en origen y el aumento de los costes de producción. De forma especial, los cereales y la electricidad.

Las ganaderías ganan tamaño, pero deben recurrir más al uso de alimentación externa: más alimentos comprados por vaca e incluso por litro de leche. La tendencia al cierre de ganaderías no es exclusiva de Asturias. En la Unión Europea se perdieron más de 500.000 el año pasado.

Las ayudas a las rentas de los ganaderos siguen siendo uno de los principales balones de oxígeno para el sector.