Gijón, J. MORÁN

Elegir el ferrocarril de cercanías como medio de transporte es el resultado de una ecuación que combina los factores de precio, frecuencia, duración del viaje, puntualidad o facilidad de transbordo. A esta fórmula general también se le suman factores coyunturales de crisis o bonanza económica.

Pero la ecuación de las cercanías falla en Asturias a juzgar por el fuerte descenso de viajeros registrado en los últimos datos oficiales. La operadora Feve ha perdido la tercera parte de sus viajeros durante los últimos cinco años, y Renfe, más de un diez por ciento en el último bienio. La ferroviaria de vía estrecha ha pasado de 4.866.490 pasajeros de cercanías en 2005 (la mejor cifra de su historia) a los 3.122.733 de 2010, un 35 por ciento menos. Por su parte, cercanías de Renfe obtuvo en 2008 su máximo histórico, de 9.454.035 viajeros, que en 2010 han sido 8.412.928, casi un millón menos. Los datos han sido recogidos por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI), que a su vez los toma de datos provisionales de ambas operadoras.

Según los expertos consultados por LA NUEVA ESPAÑA, existe una primera razón de dicha mengua: la crisis económica, aunque a la vista de las peculiaridades de la crisis en Asturias, ésta no explica el fuerte descenso. A la hora de analizar los flujos de viajeros «hay que tener en cuenta el volumen general de personas que se mueve, y ese volumen depende básicamente de la actividad económica», señala Alberto García Álvarez, director de investigación y formación en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y profesor de Economía y Explotación del Transporte en la Universidad de Comillas. Es decir, «el transporte de viajeros aumenta en relación con el PIB, y viceversa, pero en particular el tráfico de cercanías se relaciona más con la población activa ocupada». No obstante, en Asturias, aunque el paro ha aumentado considerablemente, la caída de la población ocupada no ha sido tan significativa, lo que apuntaría a otras razones de peso para explicar la reducción de la cifra de usuarios.

«Elegir un modo de transporte u otro depende de tres variables: precio, frecuencia y tiempo de viaje», indica García Álvarez, aunque matiza que «puede ocurrir que un medio de transporte mantenga precios, frecuencias y tiempo de viaje, pero otro medio de la competencia mejore sus condiciones». Esta circunstancia ha sido experimentada por Renfe en Mieres, según observa José Manuel Cortina, presidente del comité de empresa de la ferroviaria. «La bajada de viajeros en Mieres ha coincidido con que una empresa de autobuses ofrece paradas mejores», señala el sindicalista, que además advierte de que el cómputo general de viajeros en Asturias está siendo «motivo de una polémica con la empresa, ya que los interventores reciben una prima según el número de pasajeros y Renfe no nos proporciona los datos definitivos». De hecho, la operadora esgrime «datos inferiores a los que refleja SADEI», lo que significa que la pérdida de pasaje podría haber sido aun mayor.

No obstante, Cortina observa que «da la impresión de que viaja más gente entre estaciones como Oviedo, La Corredoria, Lugones y Llanera, y muchos viajeros tienen que hacer el trayecto de pie, tal vez porque los trenes Civia, que sustituyeron a los anteriores, los 440, de más capacidad, son más pequeños».

También a pie de vía, José Luis Fernández, presidente del comité de empresa de Feve, examina la situación de la operadora de vía métrica. «Está claro que la mayor parte de nuestros viajeros son trabajadores y ha influido la crisis, pero nuestro problema es de falta de infraestructuras, de averías, de transbordos o de puntualidad». Según este ferroviario, «el viajero tolera que un día llegue tarde el tren, pero a la vez siguiente puede dejar de usarlo». Fernández agrega que la «fiabilidad en Asturias de Feve es la menor de la compañía, de un 70 por ciento». Esta debilidad se debe a «cantidad de incidencias y retrasos, y a que las mallas -el orden de los trenes- están muy ajustadas y una demora provoca otras sucesivas». En opinión del sindicalista, «cuando oímos hablar de los proyectos de tren-tran en Asturias, lo que nosotros decimos es que hay que dar prioridad a mejorar la infraestructura existente». En cambio, «la puntualidad en Renfe cercanías en Asturias es del 95 por ciento, altísima», subraya Cortina.

¿Y cómo recuperar viajeros? «Teóricamente, el transporte de cercanías eléctrico está llamado a potenciarse en el futuro para reducir las emisiones de efecto invernadero y la dependencia energética», señala Alberto García Álvarez. «A largo plazo, es cuestión de infraestructuras adecuadas, pero no solamente en cantidad, sino mediante trenes más rápidos y tiempos de viaje reducidos».

«Ha habido una paralización de proyectos ferroviarios en Asturias, pero hace años llegaron a anunciarse viajes entre Oviedo y Gijón de diecisiete minutos con una frecuencia de quince; hubiera sido una revolución», evoca José Manuel Cortina, de Renfe, quien agrega que el metrotrén «iba a permitir moverse por la ciudad de Gijón en diez minutos».