Con la adaptación al espacio europeo de educación superior (EEES), la Universidad española ha tenido que adaptarse a unas nuevas normas. Entre ellas, la implantación de un sistema de contabilidad de costes, aprobado la semana pasada por el Consejo de Universidades, que permita evaluar la inversión pública en la Universidad y saber el «coste real» de cada carrera, según explicó ayer el secretario general de Universidades del Ministerio, Màrius Rubiralta. Un conocimiento que, según el ex rector catalán, influirá en el precio que los estudiantes pagarán por cursar una carrera, «al menos a partir de 2014, año en el que ya sabremos cuánto cuesta».

El coste actual de la matrícula en la educación superior pública cubre un pequeño porcentaje del coste total de los estudios, y la matrícula depende del «grado de experimentalidad» de las carreras: cursar Medicina es más caro que estudiar Filosofía. En el nuevo modelo de financiación universitaria que se discute desde hace un par de años, Rubiralta destacó el aumento en el número de becas, tanto de estudios como de movilidad. Con vistas a lograr un mejor modelo de financiación, Rubiralta propuso un «marco global» en el que participen las universidades, las comunidades autónomas y la Administración central.