La reforma electoral frena el voto emigrante. La novedad del voto rogado lleva camino de reducir en casi un 40 por ciento la participación de los asturianos residentes en el exterior en las elecciones autonómicas del 22-M, según los datos de la Oficina del Censo Electoral, aún provisionales. El voto emigrante resultó decisivo hace cuatro años para que los socialistas fueran el partido más votado en la circunscripción central, si bien no alteró el reparto de los 45 escaños.

La Oficina del Censo Electoral en Oviedo había recibido hasta ayer 9.345 solicitudes de asturianos residentes en el exterior para votar en las elecciones autonómicas. Esa cifra supondría un descenso superior al 38 por ciento respecto a los emigrantes que votaron hace cuatro años, cuando formalizaron el voto 15.157 asturianos del exterior, que entonces no estaban obligados a pedir por anticipado el voto para las autonómicas.

El voto rogado suele provocar una participación más baja en todos los comicios en los que se pone como condición para poder participar. De hecho, en las elecciones municipales de 2007, en las que los emigrantes sólo podían votar previa solicitud, la Oficina del Censo Electoral de Oviedo recibió un total de 7.270 peticiones. Una participación que se dobló aquel mismo año para las elecciones autonómicas, en las que no era preciso cumplir con esa tramitación previa.

Las solicitudes de emigrantes para votar en las elecciones autonómicas todavía podrían aumentar ya que la Oficina del Censo Electoral de la capital asturiana continúa recibiendo cartas del exterior con matasellos anteriores al 23 de abril, la fecha tope para pedir el voto rogado. De todas formas, el flujo de cartas ha ido menguando de manera notable en los últimos días, según fuentes del citado departamento.

La caída del voto emigrante resulta aun más llamativa si se compara con el censo de potenciales votantes, que ha crecido en unos veinte mil desde las autonómicas de 2007. Hace cuatro años, sobre un censo de 65.000 potenciales votantes, ejercieron su derecho al voto poco más de quince mil, lo que supuso una participación del 23 por ciento, un porcentaje que podría bajar más de diez puntos si finalmente se confirma la tendencia de voto que apuntan las solicitudes registradas en la Oficina del Censo Electoral de Oviedo, sobre los más de 84.000 emigrantes con derecho a voto de la actualidad.

El PSOE y el PP pactaron la introducción del voto rogado para las elecciones autonómicas en la última reforma electoral, aprobada el pasado año. Las autonómicas de 2011 estrenan procedimiento de voto para la población asturiana residente en otros países. Los partidos mayoritarios aprobaron eliminar el voto emigrante en las elecciones a los ayuntamientos y decidieron que el voto en las elecciones autonómicas fuera rogado, tras un debate intenso en comisión en el Congreso de los Diputados.

En un principio, incluso se llegó a barajar la posibilidad de suprimir el voto emigrante en las elecciones autonómicas, pero la reacción de varias asociaciones y colectivos de residentes en el extranjero, a través de las redes sociales, y la oposición de algunas federaciones socialistas, entre ellas la asturiana, dieron al traste con aquella pretensión de restringir la participación de los emigrantes hasta el punto de que los españoles de la diáspora sólo pudieran votar en las elecciones generales. El argumento esgrimido por los defensores del coto al voto de la emigración era la lejanía no sólo geográfica, sino también social e intelectual, de ese colectivo respecto a las políticas desarrolladas en los ayuntamientos o comunidades autónomas. «Sería muy fuerte que el Gobierno de una autonomía como Asturias, donde las fuerzas están muy parejas, lo decidieran los votos de la población emigrante, que en gran número ni siquiera ha nacido en España», declaró a este periódico Javier Arenas, vicesecretario general del PP y candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía el próximo año.

Pese a que la reforma electoral no fue tan profunda como se había planteado en un principio, algunos colectivos de asturianos residentes en el exterior expresaron su malestar por la eliminación del voto en las elecciones municipales. «Si no puedo votar para elegir al alcalde de mi concejo, al que voy casi todos los años, quizá tampoco vote para otras elecciones», aseguró a este diario el presidente de un colectivo de asturianos residentes en Suiza.