El resto del discurso -salvo un repaso a los puntos fuertes de su programa electoral, como la defensa de la igualdad en la salud y la enseñanza públicas, el fomento de la internacionalización de las empresas y el apoyo a los emprendedores, o su promesa de austeridad y transparencia en el Gobierno- fue casi una reedición de su mitin en Avilés el día anterior.

Fernández señaló a Cascos como «alma máter» de un grupo político -Foro Asturias- «de extrema derecha con aspiraciones nacionales», que quiere «segar la hierba debajo de los pies de Rajoy» tras ponerse «innumerables chaquetas». Tantas que lo tildó de «travesti político». «Se ha vestido de mil maneras y el obispo se lo perdona», ironizó. Mucho más serio, el líder del PSOE exigió al ex ministro que «se lave la boca antes de nombrar a Rafael Fernández y a Manuel Llaneza», dos históricos socialistas a los que Cascos nombró en Avilés.

Para el Partido Popular -del que criticó que el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, quiera «meter la mano en la caja del Principado»- guardó un mensaje final, construido con «el chapapote del "Prestige", las armas de destrucción masiva de Irak» o «la autoría del atentado del 11-M». «Si hay un partido de la mentira, ése es el PP», sentenció.