Oviedo, Marcos PALICIO

Vicente Álvarez Areces consagró el último día de doce años de gobierno al repaso rápido de un recuento triunfal de resultados. Ayer, Areces empezó a ser ex presidente del Principado anunciando a Francisco Álvarez-Cascos la tarea de administrar el legado de «un gran patrimonio colectivo construido con el esfuerzo, las ilusiones y aspiraciones de los asturianos». Al marcharse, en el discurso de despedida que abrió la toma de posesión de Álvarez-Cascos como nuevo presidente autonómico, Areces invitó a su sucesor a dejarse acompañar por valores «conocidos en todo el mundo» como «emblemas de nuestro autogobierno». A saber, «diálogo y solidaridad, concordia, libertad y progreso en todos los campos de la actividad humana». Areces dedicó el cuerpo esencial de su alocución a desmenuzar los motivos de ese éxito bajo el que caben, detalló, «el amplio avance en las grandes infraestructuras competencia del Gobierno de España» o «la plena ejecución del Plan Autonómico de Carreteras», «el despliegue de la red pública de fibra óptica» o «el desarrollo de un tejido empresarial diversificado».

El ex presidente se apuntó además la consolidación de «sistemas públicos de educación, sanidad y servicios sociales distinguidos por su alta calidad» y arrogó para sus gobiernos la autoría de la construcción de la Asturias «abierta e innovadora», la de los jóvenes con «alta cualificación profesional y académica» entendida como «un excelente factor de localización de empresas de alta exigencia tecnológica». El balance del discurso de despedida incluyó además referencia explícita a algunos de los proyectos centrales de sus tres legislaturas, como «la ampliación del puerto de Gijón, la primera autopista del mar entre Francia y el norte de España, la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA) o la regasificadora en construcción». Así, a juicio del ex presidente, «nuestro sector industrial crece en porcentajes muy superiores a los de España», y el Principado «aspira a consolidarse como una de las más importantes plataformas logísticas, industriales y energéticas del Arco Atlántico». La Asturias que deja Areces también es, acabó el retrato del ex presidente, «una región europea activa y comprometida en el ilusionante proyecto de integración europea» y la autonomía española «con menor nivel de endeudamiento».

Pero en el día del adiós, había dicho al empezar, el sentimiento dominante es uno de «sincera gratitud». De ahí la introducción del discurso con un largo preámbulo de agradecimientos: a «la ciudadanía asturiana y a sus representantes en la Junta», al PSOE, a los consejeros y altos cargos, a los empleados públicos, a los alcaldes, a los empresarios, a los profesionales autónomos, a los emprendedores, a los asturianos del exterior...