Los ajustes presupuestarios han llegado a la Universidad de Oviedo y han provocado que el consejo de gobierno de la entidad académica asturiana decidiese ayer rechazar nueve solicitudes de nombramiento de profesores eméritos, en favor de una apuesta por la renovación de la plantilla. Así lo anunció ayer el rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, que explicó que el rechazo de estas solicitudes «ha sido una decisión drástica, pero que en estos tiempos (en referencia a la crisis) se hace necesaria». Es decir, la Universidad necesita ahorrar.

Pero no sólo se trata de ahorro. La comisión de profesorado emitió un dictamen, leído parcialmente ayer por el vicerrector Julio Antonio González, en el que se asegura que los emeritables no alcanzaban la «excepcionalidad requerida» para acceder a la categoría de profesor emérito. El asunto generó la correspondiente polémica en el consejo. La catedrática de Derecho Internacional Paz Andrés preguntó si se habían pedido las dos evaluaciones externas para cada uno de los candidatos, tal y como exige el reglamento del año 2009, que fue el utilizado por el equipo rectoral. Al parecer, no se pidieron esos informes, lo que fue entendido por la oposición universitaria como un saltarse a la torera las normas.

Los nueve emeritables son profesores de alto prestigio: el catedrático de Historia Medieval Ignacio Ruiz de la Peña, director del RIDEA; el de Historia de la Filosofía Vidal Peña, o el de Historia de la Economía Rafael Anes. Junto a ellos, la catedrática de Griego Manuela García Valdés, el catedrático de Minas Jesús García Iglesias, el de Biología Francisco Javier Méndez, el catedrático de Estratigrafía José Antonio Águeda, el catedrático de Derecho Procesal Fernando Gómez de Liaño y el catedrático de Románicas José Ramón Fernández González. Una lista cargada de peso histórico en la Universidad.

Vicente Gotor considera que existen otras fórmulas intermedias para premiar a los profesores con méritos, pero que la distinción de profesor emérito sólo se va a conceder a aquellos docentes que tengan méritos «muy, muy, muy sobresalientes», apostilló. Así, no se nombrarán más profesores eméritos en la Universidad de Oviedo, al menos, hasta que la coyuntura económica mejore. Eso sí, los nueve solicitantes recibirán un tratamiento honorífico y podrán mantener el despacho en la Universidad. Gotor justificó esta decisión y aseguró que el proceso se había llevado a cabo con total discreción «para que nadie se sienta herido», señaló el rector. Además, en el orden del día también se trató la renovación de tres profesores eméritos ya designados: se renueva a Sánchez Tamés y Carmen Ansón, y se queda fuera Carlos Hardisson.

El rector matizó que la institución no tiene superávit, «tenemos un remanente que es resultado de un gran esfuerzo y que no se puede invertir en personal, sólo en obras». Cada emérito le cuesta a la Universidad 26.251 euros, y la transformación de una titularidad en cátedra, 8.000. «Así que por cada emérito que nos ahorramos podemos convocar tres cátedras», explicó Gotor en julio de 2010.

La institución académica hizo público el nombramiento como doctor honoris causa, máxima distinción académica, de José Cosmen Adelaida, fundador de ALSA. Este nombramiento fue aprobado por unanimidad y supone un «acercamiento de la Universidad a la sociedad», señaló Vicente Gotor, que añadió que la decisión está avalada por el departamento de economía. José Cosmen nació en 1954 en Cangas del Narcea y es perito industrial. Fue en el concejo cangués donde lanzó su primera empresa de transportes, que creció hasta convertirse en una firma que opera ya en Europa, Asia, América y África. Esta distinción, explicó Gotor, es el reconocimiento a un «ejemplar empresario asturiano».