Secretario general de la Federación Socialista Asturiana

Oviedo, J. E. MENCÍA

Los socialistas han perdido las elecciones, pero no quieren perder la imagen de partido serio y ordenado de la que gozan, ahora especialmente resaltada por el contraste que supone la crisis de la derecha. Javier Fernández, secretario general de la FSA, defiende la coherencia y el rigor como arma política, y la disciplina y el orden interno como estructura básica para construir cualquier proyecto. Quizá por ello, cuando se le pregunta sobre su posible relevo, asegura que se decidirá como siempre, según el manual socialista: en los órganos del partido y tras las elecciones generales. No va más allá, queda aún mucho camino. En las siguientes líneas, su primera entrevista tras las elecciones, Fernández justifica las decisiones tácticas adoptadas por el PSOE desde el 22 de mayo. Admite que algunas pudieron resultar difíciles de digerir para sus propios militantes.

-El PSOE perdió 6 diputados. ¿Fue mala idea ser candidato?

-No, en absoluto, aunque reconozco que hubo unos resultados malos sin paliativos.

-¿Se planteó dejarlo?

-Agradable no fue, pero soy el responsable político de la Federación Socialista Asturiana (FSA), y subrayo lo de responsable, y esta organización tiene ahora desafíos que afrontar. Luego, más tarde, después de las elecciones generales, vendrán los procesos normales, los congresos, y ahí se verá.

-¿Habrá renovación?

-Si pregunta por mi futuro en particular, lo que tenga que plantear y decir, lo plantearé y lo diré a los órganos del partido y luego, permítame, ya tocará trasladarlo a la prensa.

-¿Qué pesó en la derrota? ¿La crisis, la «operación Marea»...?

-Si analizamos los resultados del partido en todo el Estado, es evidente que hay algo común, lo que da a pensar que la crisis y su gestión resultaron decisivas en las urnas. Luego cada territorio tiene sus peculiaridades. ¿En qué manera han influido en Asturias el desgaste de doce años de Gobierno, la «operación Marea» o las condiciones o carencias del propio candidato? Eso cada uno lo valora con su criterio.

-Una de las razones que se arguyeron también fue que la lista era poco renovada...

-Tratamos de compaginar una serie de factores relacionados con las agrupaciones, la experiencia, el territorio... Son equilibrios que pueden tener una percepción distinta según desde donde se miren. No fue una lista que incluyera grandes novedades, es evidente. La renovación estaba en quien la encabezaba.

-¿Repetiría fórmula?

-Eso ya pasó y toca mirar hacia adelante. Seguramente, nos equivocamos en cosas, yo tengo mi idea, pero no se trata de exhibir eso, sino de mirar hacia adelante.

-En el comité le dijeron que no se dejó conocer por la gente...

-No lo recuerdo, aunque es posible que alguien lo destacara porque es una de las cosas que suelen decirme. Probablemente sea así por mi carácter y por la manera que tengo de entender la política, no soy demasiado dado a exhibicionismos y tampoco al efectismo y el populismo, y puede que eso fuera mal.

-Pese al chaparrón, fueron el partido más votado.

-Sí, sí, así fue.

-Entonces, ¿fue lógico no optar a ser candidato a la Presidencia?

-Sin ánimo de compararme con líderes a los que admiro, recuerdo que, en 1996, Felipe González perdió por 240.000 votos en España y pese a tener mejores relaciones que José María Aznar con CIU y PNV, no optó a formar Gobierno. Y, en 2004, Zapatero planteó antes de las elecciones que si no obtenía un escaño más que el PP no gobernaría. Aquí hemos obtenido uno menos que Foro y la derecha conjuntamente tiene veintiséis. Da la sensación de que algunos no lo perciben. Si hubiéramos obtenido más escaños, habría presentado candidatura y no tengo claro que hubiera podido gobernar. No creo que el PP hubiera permitido un Gobierno de izquierdas en minoría.

-Bueno, Ovidio Sánchez, queriendo o sin querer, le echó un capote diciendo que si el PSOE presentaba candidatura votarían a Foro Asturias.

-No es que me echara un capote, eso lo vi ya en la negociación para la Presidencia de la Junta. Si nosotros hubiéramos presentado candidatura, el presidente de la Junta sería de Foro. En todo caso, eso es especular, lo cierto es que perdimos las elecciones en escaños, que es como se determina si un Gobierno tiene mayoría o no en una Cámara para gobernar, y perdimos, frente a la derecha, con un resultado muy contundente. Es mi convicción y en base a ella tomamos las decisiones.

-Pese a las dificultades de diálogo entre Foro y PP, usted tiene seguro desde el principio que acabarán encontrándose.

-Ahora hay unas elecciones generales en las que van a competir en buena parte por el mismo electorado, y cuando se quiere competir lo normal es resaltar las diferencias. Luego habrá acuerdo o disolución de la Cámara y nuevas elecciones; yo creo que acuerdo, aunque es cierto que viendo sus rencores...

-IU dice que ustedes con quince no se atrevieron y que Foro con sólo uno más sí fue valiente.

-Uno más que da la mayoría. ¿Se atreve IU a entrar en un Gobierno en minoría? A mí me dijeron que no. No es sólo atreverse.

-¿Cómo está la relación con IU?

-Tengo la sensación de que IU construye su identidad y la reafirma de forma permanente enfrentándose a nosotros. Y hay cuestiones que traslada de una forma confusa. Por ejemplo, el acuerdo para la Presidencia de la Junta. A mí me trasladan por la noche que hay un acuerdo entre Foro y el PP, que luego, al día siguiente, no es tal. De repente, hay una situación que resolver, pero se nos plantea que de ninguna forma el PP va a apoyar a un candidato del PSOE. El dilema era que Foro tuviera tres de cinco en la Mesa de la Junta o que la oposición, mientras el PP lo sea (sonríe), tuviéramos tres. IU pretendía que uno de los dos puestos que tenemos en la Mesa los socialistas se lo cediéramos, igual que cuando teníamos acuerdos de gobierno. Que yo sepa no hay ninguna cláusula en el legado de Pablo Iglesias que diga que tenemos que darle puestos en la Mesa de la Cámara a IU.

-¿Fue Cangas del Narcea lo que más daño hizo?

-No, no fue eso.

-¿Las generales?

-Ellos sabrán. Sobre Cangas del Narcea oigo lo que dice IU y me indigno, me parece un sarcasmo. Hicieron candidato a la persona que fue alcalde de IU con un pacto con el PP cuando nosotros ganamos las elecciones. Era difícil recuperar el diálogo. Dicen que lo expulsaron y que sus estatutos permiten que vuelva. Pero no es sólo que vuelva, es que lo han hecho candidato.

-¿Qué le parece que coincidan Foro e IU denunciando que PSOE y PP tienen un pacto?

-Eso sencillamente es una bajeza y ellos lo saben. Yo nunca diré que IU tiene un pacto con Foro y seguramente coincidirán en algo.

-Pese a las explicaciones, el acuerdo de la Junta con el PP es uno de los episodios que menos entendió la militancia.

-Hablamos de dos cosas. Por un lado, los procedimientos de elección, los que he explicado antes, que dejan ver que no había alternativa. Luego, por otro, está la explicación a los militantes y a la ciudadanía. Uno siempre tiene dudas, porque en política algo oportuno y acertado si no es entendible ni es oportuno ni es acertado.

-Debe ser desesperante considerar que algo es acertado pero difícil de explicar.

-Entonces no es acertado. En política una cosa son los hechos y otra, la interpretación de los hechos, y esto último es lo más decisivo.

-¿Y en Oviedo por qué se dejó escapar vivo a De Lorenzo?

-Nosotros somos una fuerza política seria y coherente, y queremos seguir siéndolo. No podíamos dar pábulo a que en cada agrupación se tomara la decisión que se considerara oportuna, votando en unos casos con Foro, en otros con IU o con el PP. Sin cuestionar la autonomía municipal, tenemos una idea regional y desde el principio llegamos a una posición: allí donde pudiéramos gobernar con IU, lo haríamos, y si no, respetaríamos el gobierno de la lista más votada. Somos los únicos que lo hemos hecho. Alguien tendrá que convencerme por qué era mejor un acuerdo con Foro.

-Pero viendo lo de Gijón...

-En Gijón fueron otros, no nosotros, por eso digo que cada uno tendrá su idea. El PSOE va a seguir siendo serio y coherente.

-Pero los que demandaban guerra no comprenden que teniendo en la mano el haber desalojado a De Lorenzo en Oviedo y frenado a Cascos en el Principado no se hubiera hecho.

-¿Cómo se hace eso? Quitamos a De Lorenzo en Oviedo pactando con Cascos y a Cascos en el Principado pactando con De Lorenzo. No creo que eso estuviera en nuestra mano. ¿Y de qué acuerdo estaríamos hablando? ¿Qué mezcla?

-¿No les pudo forzar a pactar?

-¿Y qué interés tengo yo en que ellos pacten?

-¿Es eso de dejarles cocer en su propia salsa?

-No, no. Ya dejé claro por qué no presenté candidatura. Si con IU hubiéramos llegado a veintitrés, seguramente lo habríamos intentado, pero hay una realidad que es que el programa de la derecha es idéntico y quienes lo apoyan tienen veintiséis diputados. No nos engañemos.

-Antes decía que las generales serán clave para las relaciones políticas en el Principado ¿Hay que adelantarlas?

-Las generales van a ser clave para España, probablemente las más importantes desde la transición. Luego se tomarán decisiones muy importantes para el futuro de España.

-¿En noviembre o en marzo?

-Eso es algo que sólo sabe, si es que lo sabe, que lo ha decidido, el presidente del Gobierno. La organización tiene que estar lista para afrontar el desafío en otoño. Otra cosa es que se prolongue algo más.

-¿Y usted qué piensa?

-No creo que sea muy trascendente la fecha, lo que digo es que la organización tiene una conferencia política a finales de septiembre y debe estar lista para afrontar las generales en el otoño.

-¿Rubalcaba es el mejor remedio para evitar el descalabro que anuncian las encuestas?

-Yo no tengo encuestas y, por tanto, no ratifico lo del descalabro. Pero aunque sólo fuera por el miedo que se detecta en el PP cuando se refieren a Rubalcaba, parece evidente que es el mejor candidato.

-¿Tener primarias y no practicarlas?

-Yo nunca fui entusiasta del sistema y en este caso concreto dejé claro en el comité federal que me gustaba más el candidato que el sistema. Pero no hubo primarias porque nadie se enfrentó a Rubalcaba. Otra cosa es que el comité y el consejo territorial apoyaran a Rubalcaba, pero nadie cerró la puerta a las primarias.

-Devolver la democracia interna a los partidos fue uno de los argumentos en los que cimentó Cascos su vuelta a la política.

-A Cascos lo primero que hay que hacer es felicitarle porque ha convencido a buena parte del electorado de que no tiene ni pasado político ni ideología. Es su éxito personal.

-¿Regeneracionismo?

-Él transmitió esa idea en la investidura, la idea de representar la regeneración social y política, y desde luego eso es algo que no le puedo admitir. Es el mismo de siempre.

-Uno de los momentos de mayor tensión de la investidura fue la parte del debate en la que Cascos dibujó una Asturias con una corrupción generalizada...

-No admito esa idea de regeneración política y moral que trasladó Cascos. Ahí está la posición del PSOE respecto a los escándalos. Una sociedad o un partido no necesita regenerarse o que vengan a regenerarlo porque haya uno o dos casos de irregularidades, sino cuando no son capaces de responder a ello. En ese terreno ni Cascos ni nadie nos va a dar lecciones. Y aquí no vale ampararse en la ley. No todo lo que no debe hacer un político cabe en la ley. El debate no debe estar tanto en si un político debe cumplir la ley, faltaría más, sino en que hay una ética pública que el político debe cumplir: la ejemplaridad que debe transmitir a la sociedad.

-¿Políticos ejemplares?

-Hay una ética pública y una ética privada, y con privado no me refiero a asuntos que no interesan a la sociedad, porque luego esto depende de en qué sociedad se encuentre el político. Ahí están los norteamericanos, que castigan los comportamientos sexuales o la mentira. En Europa eso no sucede, no tiene efectos, bueno, no tiene efectos públicos, personales los tendrá cada uno en casa (se ríe). Quiero decir que hay que buscar pistas sobre los modelos políticos, definirlo sería un imposible, pero creo que una es la ejemplaridad, la transparencia y la veracidad... Y ahí le digo que Álvarez-Cascos no me da lecciones, ni el PP, ni Cascos, ni nadie, y a este partido, tampoco. No nos dan lecciones en llevar imputados en las listas, ni en descalificar a los jueces, incluso cuando te desvelan en plena campaña electoral un sumario, algo que yo no he hecho, ni tampoco cuando se trata de impedir que desde lo público se beneficie a parientes o cónyuges. Cada uno que piense lo que quiera y que decida si quiere rebatir esos argumentos y si quiere profundizar en ellos. Ésa fue la historia en el debate de investidura, no se profundizó, pues ahí lo dejo... Por ahora.

-Habló de transparencia.

-La transparencia es fundamental y yo la basé en la voluntariedad. La voluntariedad es determinante, luego hay subterfugios legales o cambios necesarios, pues bien, háganse los cambios oportunos, pero nada impide hacer público el patrimonio voluntariamente. Tal y como estamos los políticos, bajo una continua sospecha social, es muy importante que seamos transparentes nosotros, con nuestros patrimonios, con nuestras actividades económicas y con el patrimonio y la actividad de nuestras familias. Debemos informar de nuestras sociedades o empresas. Creo que si yo tuviera una empresa a la gente le interesaría saber qué hace y quiénes son mis socios.

-Es contradictorio. Por un lado, se demanda transparencia y, por otro, Francisco Camps, ahora de actualidad, arrasa en las urnas.

-Que las urnas validen una determinada actitud, que es lo que intentaron hacer en Valencia con las elecciones, resulta frustrante, pero luego la justicia ha demostrado que eso no es así. Ahora bien, es evidente que hay un proceso de «berlusconización» de la política, pero ver cómo está ahora Berlusconi genera alguna esperanza.

-¿Qué cree que impide a Cascos publicar el patrimonio?

-No especulo. Hice público mi patrimonio y el de mi mujer y mi hija.

-¿Y el asturianismo de Cascos?

-Creo que es un instrumento, una excusa para conquistar el poder y mantenerlo. Es un artefacto político para tener un lugar diferenciado en el ecosistema ideológico de Asturias. No es nuevo, en la época de la transición se habló de todo esto muchísimo. Él lo recoge como novedad dentro de un regional-populismo, es eso. Está en proceso de mitogénesis. Es mucho más sencillo evocar el pasado que resolver los problemas del presente, que exige romperse la cabeza; es más fácil convertirse en el portavoz de las esencias de Asturias y usar las emociones que dar trigo.

-¿Sigue en la ultraderecha?

-El regionalismo, el nacionalismo es el último refugio de la derecha política, de los mutantes políticos. El regionalismo siempre fue muy de derechas, ahí está Vázquez de Mella, al que evoca. Es verdad que últimamente incorporó gente de izquierdas, sorprende esto de pasar de la clase explotada a la nación oprimida.

-¿Cita a Manuel Llaneza?

-Mezcla a Alfonso II el Casto y a Manuel Llaneza, pasando por los ilustrados y personalidades tan incompatibles desde el punto de vista ideológico como Vázquez de Mella y el general Riego. Él lo mezcla porque está inmerso en el proceso de nacimiento de un nuevo mito.

-El nuevo Gobierno...

-No los conozco, así que aplico la máxima evangélica: por sus obras les conoceremos. Hubo alguna declaración chocante, pero hay que darles tiempo.