Oviedo, Raquel L. MURIAS

A la Xunta de Galicia no le gusta que las ONG asturianas se metan en su territorio, ni siquiera que se acerquen. Tal es así que el Gobierno gallego ha interpuesto una multa de 6.000 euros al Fondo Para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) por anillar un águila pescadora en el río Eo, dentro de un proyecto de recuperación de esta especie en Asturias. La Xunta considera que la captura del águila se hizo en territorio gallego y, por lo tanto, poco importan las intenciones del proyecto, ya que el FAPAS no contaba con los permisos pertinentes de Galicia, pues sólo disponía de luz verde desde la Administración asturiana.

Los hechos se remontan a febrero de este año. El FAPAS (colectivo asturiano que trabaja en la protección de las especies animales salvajes) decidió colocar un anillo a un águila pescadora que andaba sobrevolando la ría del Eo, estuario fronterizo entre ambas comunidades. «Panchita», así fue bautizada, era uno de los pocos ejemplares de esta especie que se dejaron ver por la zona en los últimos años, así que el FAPAS optó por colocarle un anillo de marcaje, con el fin de tenerla controlada y hacer un seguimiento de la especie. Toda esta labor se engloba dentro del programa de recuperación del águila pescadora en Asturias, un proyecto que el FAPAS lleva desarrollando desde el año 2007 en el Principado.

No se podía dejar marchar a «Panchita» así como así, y es que aunque ella no es consciente del gran valor ambiental que tiene su presencia en el estuario fronterizo, sólo dos animales más de su misma especie se han dejado ver en Asturias en los últimos años. El primer ejemplar fue «Ben», que se localizó y anilló en la ría de Villaviciosa. El segundo es un águila que nació en el norte de Alemania y que viaja a Asturias todos los inviernos a pasar los meses más fríos del año al Nalón. Los técnicos del Principado y expertos del FAPAS procedieron entonces a su captura para colocarle la anilla. En este minucioso trabajo, que requiere de gran habilidad para evitar que el animal sufra ningún daño, participaron también varios especialistas que ya intervinieron en la captura y marcaje de más de ciento treinta águilas pescadoras en el paraje natural de Odiel, en Huelva. En principio, la operación fue un éxito. Se capturó a «Panchita», se le colocó el anillo y se la soltó nuevamente para que prosiguiese su viaje en libertad.

Cuando ya se daba por exitoso el proyecto, el FAPAS recibió una notificación del Gobierno gallego en la que se le alertaba de que se le iba a multar con 6.000 euros por capturar al águila en la margen del estuario perteneciente a Galicia. La Xunta consideró que el FAPAS tendría que haber solicitado los permisos pertinentes al Gobierno gallego para llevar a cabo esta operación. El presidente del FAPAS, Roberto Hartasánchez, ya ha puesto el caso en manos de los abogados y reclama a la Xunta que retire la multa, por considerarla «totalmente improcedente». Hartasánchez defiende la operación y asegura que la captura fue «totalmente legal» y considera que se están poniendo demasiadas trabas para llevar a cabo actuaciones conjuntas entre ambas administraciones, «algo que no se entiende, cuando se trata de un proyecto en beneficio de la conservación de la especie».

Ahora, con la multa recurrida ante la Xunta, el FAPAS ha solicitado a todos los concejos incluidos dentro de la Reserva de la Biosfera Oscos-Eo y Tierras de Burón, que fue declarado como tal a finales del año 2007, que rechacen en sesión plenaria la multa de la Xunta. «Cuando se declara un espacio como Reserva de la Biosfera uno de los objetivos principales es la colaboración para la conservación de la diversidad biológica y esto es lo que se nos está impidiendo desde Galicia», concreta Hartasánchez. La polémica está que arde, y lo que fue una noticia positiva en favor de la recuperación de una especie en Asturias, ha pasado a ser un capitulo más del farragoso trabajo de colaboración entre dos comunidades que, supuestamente, deberían de caminar unidas cuando se trata de preservar una especie emblemática. «Panchita» no entiende de fronteras.