A la hora de valorar a los premiados, y después de repasar individualmente sus trayectorias, Cascos les definió como «representación de la mejor Asturias, de la Asturias egregia». Son, a juicio del Presidente, «personas ejemplares al llevar a la escena, con sus biografías, la generosidad y el bien, que son tendencias sagradas del espíritu de Asturias».

Alberto Aza, el jefe de la Casa del Rey hasta el 30 de este mes tras una dilatada carrera diplomática y política, fue el encargado de pronunciar el discurso de agradecimiento en nombre de todos los galardonados. Tras repasar la trayectoria de todos y cada uno de los distinguidos con las medallas de Asturias y los títulos de hijos predilectos, Aza se tomó la licencia de poner al descubierto sus «sentimientos sobre Asturias», una tierra, dijo, «a la que he querido y he llevado escondida por los pliegues del alma por los cinco continentes».

Antes, Alberto Aza puso en valor la tarea llevada a cabo por los políticos de la transición española. «Dedicamos parte de nuestra vida a construir el mejor país posible», aseguró para luego enumerar algunas de las características de aquel tiempo político: «Superación del pasado doloroso, renuncias, voluntad de diálogo y búsqueda de posiciones comunes de consenso, desde las figuras del Rey y Adolfo Suárez hasta el comportamiento de la sociedad española». Su diagnóstico de esa etapa fue tan breve como directo. «Hicimos un buen trabajo y seguimos viviendo de las rentas», dijo en lo que pareció un mensaje velado a la clase política de la actualidad.

El que fuera diplomático y director de gabinete del presidente Suárez se manifestó convencido de que «nuestro país y nuestra tierra merecen un futuro mejor», una tarea a la que ayudarán y «harán mucho más llevadera la ironía y el humor», propios de los asturianos. En su discurso, Aza hizo un llamamiento al esfuerzo colectivo para superar la actual coyuntura de crisis económica. «Vale la pena trabajar por nuestro país, aquí se enraízan las generaciones que nos sucederán», afirmó.

El jefe de la Casa del Rey, puesto al que llegó en 2002 y en el que será relevado el próximo 30 de septiembre por Rafael Spottorno, también quiso tener presente en uno de sus últimos discursos al Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, por quien profesa «un profundo afecto a su persona (...) por encima de todo veo en él la garantía de un futuro mejor para todos los españoles».

Aza concluyó su intervención con un reconocimiento de «la deuda» que mantiene con Asturias. «Sólo espero que a lo largo de la vida pueda devolver algo de lo que tan generosamente he recibido».

El acto institucional fue sobrio y parco en anécdotas, pese a la gran cantidad de debutantes aportados por Foro. Eso sí, llamó la atención que el presentador de la gala reclamara a los asistentes que recibieran a Álvarez-Cascos con un «caluroso aplauso» cuando salió al escenario con el abarrotado auditorio en silencio. Las mayores ovaciones para los premiados se las llevaron «Suso» Sanjurjo, histórico secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), y la viuda de Rafael Fernández, Belén Torrecillas.