No es habitual ver a Vicente Alberto Álvarez Areces en mangas de camisa. Menos aún hacerlo lejos de un micrófono, una grabadora o una libreta ante los que pueda exponer sus abultadas dotes de estadista, esas que le capacitan para hablar, largo y tendido, casi de cualquier cosa. No hay dolor, ni agujetas en los brazos. Pero el sábado, ocurrió.

El ex presidente Areces participó en el comité autonómico que reunió, en el salón de actos del campus de Mieres, a la ejecutiva regional socialista. El objetivo, tratar de evitar en lo posible una debacle socialista nacional de la talla de la que el Partido Popular sufrió en Asturias el 22 de mayo. Sin corbata ni chaqueta, Areces departió casi con todos los compañeros con los que se encontró en el recorrido entre el exterior del campus y el salón de actos. Entró hasta la cocina, como se suele decir, para saludar al secretario general de los socialistas asturianos, Javier Fernández, y al resto de su equipo, ya sentados en el escenario. Muy disciplinado, entró por una banda, y el atril -con micrófono-, ni lo tocó.

Ver a Areces sin chaqueta, con una camisa de rayas en rosa y azul, da sensación de vacaciones. Él casi acaba de empezar las definitivas, pero parece que no tiene muchas ganas.