«Es muy emotivo recibir este reconocimiento de un periódico tan prestigioso en compañía de toda mi familia», subrayó ayer el neurobiólogo Arturo Álvarez-Buylla Roces al recibir los atributos que le acreditan como «Asturiano del mes» de LA NUEVA ESPAÑA del pasado mayo.

El ganador del premio «Príncipe de Asturias» de Investigación de este año reivindicó el «impulso cultural y científico» que para América Latina, y en particular para México, supuso la llegada de los españoles exiliados a raíz de la Guerra Civil española, entre los que figuraban su abuelo y su padre. Asimismo, enfatizó con emoción que «Asturias siempre ha estado muy presente en mi familia y en mi casa, sobre todo en las Navidades».

La entrega del «Asturiano del mes» no pudo tener un escenario y un público más singulares. Se desarrolló en el Palacio de Meres, y de ella fueron testigos más de un centenar de personas con un factor común: el apellido Álvarez-Buylla. En tan histórico recinto se reunieron los Álvarez-Buylla de ambas orillas del Atlántico para celebrar la concesión del premio «Príncipe» a su pariente científico, investigador y profesor de la Universidad de California en San Francisco, e hijo del prestigioso fisiólogo Ramón Álvarez-Buylla.

José Manuel Vaquero, consejero delegado de Editorial Prensa Ibérica (EPI), editora de LA NUEVA ESPAÑA, y director general del periódico, destacó que Arturo Álvarez-Buylla Roces (México DF, 1958), que mañana recibirá el premio «Príncipe» de manos del heredero de la Corona, entronca con la tradición más gloriosa de la ciencia española. Ha desarrollado -señaló Vaquero- una serie de relevantes investigaciones encaminadas a «desvelar el mecanismo de regeneración de neuronas en cerebros adultos».

El propio José Manuel Vaquero; José Luis Rodríguez Artime, director general de EPI; Ángeles Rivero, directora del periódico, y Eduardo Suárez, gerente, hicieron entrega al neurobiólogo asturmexicano de los atributos del «Asturiano del mes»: una estela discoidea diseñada ex profeso por el artista José María Legazpi, una caricatura dibujada por Pablo García y una portada de LA NUEVA ESPAÑA elaborada especialmente para la ocasión que recoge la noticia del reconocimiento.

Sonriente, Arturo Álvarez-Buylla recogió los atributos y se los mostró a todos los miembros de su familia congregados en Meres, pero de forma muy especial a su esposa, Jeanette Hyer, investigadora especializada en desarrollo del ojo, y a sus dos hijas, Aurora y Camila.