El presidente de Hunosa, Juan Ramón García Secades, alertó ayer de que la dura crisis económica pone en riesgo el proyecto de captura de CO2 de la central térmica de La Pereda, ya que está próxima a iniciar su fase industrial y requiere de «varias decenas de millones de euros que, en la situación actual, parecen difíciles de conseguir», aseguró.

Secades protagonizó ayer el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en el que explicó los proyectos desarrollados por la compañía estatal minera, con especial atención al de la captura de CO2. Melchor Fernández Díaz, consejero de Editorial Prensa Asturiana, se encargó de presentar a García Secades, al que acompañaron Germán González, director de energía y nuevos desarrollos, y María Lorenzo, responsable del montaje de la planta de La Pereda, cuya construcción ha costado 7 millones de euros.

El aún presidente de Hunosa -ayer calculó que en enero ya habrá otro equipo directivo al llegar el PP al Gobierno central- señaló que en marzo se obtendrán ya los primeros resultados de las pruebas que se realicen en la central de La Pereda para la captura de CO2, de tal manera que en agosto la primera fase esté concluida. Habrá que pasar entonces a la segunda, que consistirá en las pruebas y desarrollos preindustriales, para luego iniciar la comercialización en una planta real, «como puede ser la de Aboño, por utilizar un ejemplo».

Secades explicó que el próximo mes de marzo habrá que comunicar a la UE si Hunosa y sus socios mantienen su compromiso con el proyecto y están dispuestos a presentarse a finales de año para optar a nuevas subvenciones europeas.

«El proyecto actual, con una planta de 1,7 megavatios, costó 7 millones de euros. La siguiente fase necesita una planta de 20 o 30 megavatios térmicos, lo que supone una inversión de varias decenas de millones de euros que, sinceramente, veo muy difícil que se puedan conseguir. Así que probablemente el proyecto se convierta en algo más modesto y seguramente con algún retraso», sentenció el presidente de Hunosa.

Secades enumeró las dificultades futuras. Sin duda, una es que Hunosa mantenga el liderazgo del proyecto, «que espero que siga siendo así con el nuevo Gobierno». Así que la segunda, y «la más preocupante» es la económica. «Aunque la UE nos diera los 10 millones de euros que tiene para todos los proyectos, nos faltarían varias decenas más. El Gobierno central tendría que comprometerse a realizar aquí una apuesta similar a la que se ha hecho en El Bierzo, o encontrar a otros socios financieros, porque me temo que sólo Hunosa y Endesa no estaremos en condiciones de asumir este reto en solitario», afirmó García Secades.

Pero dio más razones, como el desánimo provocado por el fracaso de la cumbre de Copenhague, que provocó que la preocupación por el cambio climático haya bajado varios enteros. Y también que Endesa cuando se involucró en el proyecto era española, «y ahora su centro de decisión está en Roma y además hay que pagar la fiesta que costó la opa (oferta pública de adquisición de acciones)».

Secades también aprovechó para incidir en que se debe revisar el plan de cierre de la minería en 2018, «por cuestiones económicas y de autoabastecimiento».