Oviedo / Madrid,

P. G. / Agencias

El Auditorio de Oviedo admiró ayer «La flor más grande del mundo», en homenaje a medio siglo de lucha a favor de los derechos humanos. A levantarla ayudaron la orquesta infantil y juvenil y los coros de la Fundación Magistralia que, inspirándose en un cuento del Nobel portugués José Saramago, cerraron con su música la celebración en Asturias del 50.º aniversario de Amnistía Internacional.

Mientras en la capital asturiana los niños de Magistralia cantaban a la flor de Saramago, en otros 49 municipios españoles las celebraciones por el aniversario de Amnistía Internacional se centraron, como en Oviedo, en recordar que miles de personas están silenciadas en todo el mundo. Ayer, la lucha por la libertad de expresión en el mundo tomó forma en las firmas que Amnistía recogió para enviarlas a los Gobiernos de Siria, Turquía y Corea del Norte, «tres lugares en los que es peligroso tener opiniones que no sean del agrado de sus gobernantes», explicó el director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán. En 2010 , añadió, se produjeron ataques a la libertad de expresión en al menos 89 países. «Es uno de los derechos que mayor retroceso han sufrido en el último año», lamentó. Junto a Beltrán, el cantautor Joan Manuel Serrat recordó que ayer se conmemoraba también el «Día internacional de los derechos humanos», proclamado por Naciones Unidas para recordar la aprobación, el 10 de diciembre de 1948, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.