Oviedo, J. MORÁN

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, lamentó ayer las «crisis morales y corrupciones varias», que alcanzan incluso «hasta las mejores familias». Fue una referencia velada al duque de Palma, Iñaki Urdangarín, involucrado en el «caso Palma Arena», por el que es investigado y será imputado en las próximas semanas, según ha trascendido.

Sanz Montes deslizó este comentario al hablar del sínodo diocesano, en una rueda de prensa previa a la misa de clausura celebrada en Catedral ayer, festividad de Santa Olaya de Mérida, patrona de la archidiócesis. El Arzobispo se refirió a uno de los temas sinodales, «La caridad: los rostros de la pobreza», y «no hablamos sólo del rostro clásico, del mendigo que pide a la puerta de nuestras iglesias, sino que también hablamos de otros rostros».

El mitrado concretó que «la sociedad moderna también genera contradicciones, trampas», así como «lo que en estos días tan actualmente estamos lamentando, con crisis económicas, crisis morales, corrupciones varias, donde no queda nadie fuera, hasta en las mejores familias, mire usted».

En la misma rueda de prensa, Sanz Montes valoró «la madurez no servil y enormemente libre con la que los cristianos de Asturias se han tomado el sínodo». En las asambleas de esta reunión, celebradas en octubre y noviembre, han participado unos doscientos católicos entre sacerdotes, religiosos y laicos. «Han sido de todas las edades, sensibilidades eclesiales y de toda la geografía asturiana», anotó ayer el Arzobispo.

El sínodo fue convocado en 2006 por el anterior arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro. Los trabajos se iniciaron en 2007, con 438 grupos sinodales constituidos en toda la diócesis y los que participaron unos 4.000 católicos asturianos en la fase preparatoria. En 2008, el sínodo quedó en suspenso, al ser trasladado Osoro a la diócesis de Valencia. Sanz Montes, nombrado arzobispo de Oviedo en 2010, lo reactivó hace unos meses.

Ayer reconoció haber recibido «una critica legítima sobre el funcionamiento del sínodo, que fue acogida con todo el respeto». Dicha crítica consistió en que «se podría haber organizado de un modo distinto, con mayor participación del tejido básico eclesial». No obstante, agregó, ésa había sido la función de «los tres años de preparación mediante los grupos sinodales». Posteriormente, «pasamos a la segunda fase, con una asamblea elegida seriamente, que no fue un club de amigos», tal como «se hacen los sínodos a nivel mundial».