En pleno debate por los cupos de pesca de salmones y la supervivencia de la especie, la sociedad «El Esmerillón», del oriente de Asturias, uno de los colectivos de pescadores más importantes del Principado, plantea que los salmones que se echen a tierra puedan venderse en bares y restaurantes. La medida serviría para revitalizar el turismo, aseguran.

La comercialización del primer ejemplar de la temporada en cada una de las cuencas fluviales de la comunidad autónoma está permitida. Ese aspecto legal ya motivó en su día que la sociedad de pescadores «El Esmerillón» propusiera organizar una subasta del campanu del Sella para la campaña de este año 2012. La sociedad de Ribereños del Sella y los pescadores de «El Esmerillón» ya están trabajando para llevar a cabo esa subasta pública del primer ejemplar de 2012. Ése es el único salmón que se puede comercializar a tenor de la ley de Pesca en la cuenca del río Sella.

Ahora van más allá. «Siempre hemos defendido la comercialización de los salmones y nos mantenemos en la misma línea. Fuimos la única asociación de pescadores que, cuando se prohibió la comercialización, nos opusimos frontalmente a aquella medida y nos negamos a firmar el documento», señaló Antón Caldevilla, presidente del colectivo de deportistas.

Hace escasas fechas, los pescadores encontraban respaldos. Un amplio sector de la hostelería del concejo de Cangas de Onís reclamaba también cambios a la nueva Administración regional, que preside Álvarez-Cascos, en cuanto a la prohibición de la comercialización de los salmónidos. «Nosotros defendemos la comercialización del salmón y tampoco vemos mal que igualmente se comercialice la trucha. Además, lo que sí nos parece una verdadera atrocidad en los tiempos que corren es que los turistas y visitantes que se acercan a la comarca no puedan degustar esas especies piscícolas en los numerosos restaurantes y establecimientos hosteleros existentes en la zona», sentenció Antón Caldevilla.

La prohibición de comercializar los salmones que se pescan en los ríos asturianos se incluyó en la ley del 18 de junio del año 2002, que trata sobre la protección de los ecosistemas acuáticos. El objetivo de la reforma legal era proteger una especie emblemática que empezaba a escasear en los cauces del Principado de Asturias.

Tras grandes épocas de pesca de salmón -cuentan las crónicas que durante la industrialización asturiana los obreros se quejaban por el exceso de salmón que tenía su dieta-, el último gran año de salmonera fue 1969 con 6.893 capturas. Desde entonces la caída de las capturas ha ido en picado llegando a sólo 246 capturas en el año 2010. En 2011, la cifra subió hasta 1.047 ejemplares. Por contra, los pescadores han pasado de cinco mil a 22.000 en sólo poco más de dos décadas.