«Al cabo de veinte años nuestros cabellos se erizan todavía al recordar la triste y silenciosa noche», la del 2 al 3 de mayo de 1808, escribió el conde de Toreno en su «Historia del levantamiento, guerra y revolución de España», «sólo interrumpida por los lastimeros ayes de las desgraciadas víctimas y por el ruido de los fusilazos y del cañón que de cuando en cuando y a lo lejos se oía y resonaba».