-¿El hecho de que la lista sea renovada puede hacer que se sienta más cómodo?

-El partido siempre me ha dado libertad para trabajar. En mayo fui con una candidatura que me parecía y me sigue pareciendo buena y las cosas salieron como salieron. En estos meses el partido, la dirección, la ejecutiva, las bases, los secretarios generales, todos me han transmitido que era necesario renovar la candidatura, y yo lo he interpretado en esta lista, espero haber acertado.

-¿Qué criterios siguió para renovar la lista?

-La lógica. Entra gente joven, formada, con capacidad para aprender rápido, algunos con experiencia contrastada y en diversos campos.

-¿Por qué no hubo cambios en mayo?

-Insisto, yo estaba cómodo con aquella lista, ahora es una cuestión de oportunidad política. El partido decidió que era el momento de apostar por la renovación.

-¿No cree que Cascos se apuntará el tanto y dirá que la política asturiana muda gracias a él?

-Creo que vamos a escuchar cosas mucho más llamativas.

-El PP también renueva. ¿Les forzaba eso a dar el paso?

-El hecho de que nosotros vayamos por delante deja claro que no son nuestra referencia.

-¿Vale más ser nuevo que capaz?

-(Se ríe) Yo tengo claro que vale más ser capaz. Se necesitan personas con conocimientos, equipos solventes, tratar a los ciudadanos como adultos.

-No teme que critiquen que la renovación pase por incluir en la lista al marido de María José Ramos o al hijo de Graciano Torre...

-Es injusto porque es legítimo y normal que en aquellas familias en las que se vive la política de forma intensa haya personas distintas que se dediquen a la gestión pública.

-Dicen que fue duro tener que decirle a la gente que no seguía.

-Fue una situación muy dura. Hablé personalmente con todos los que pude. Tengo que agradecerles que asuman las decisiones, pese a lo difícil que es, y que me hayan facilitado la labor. Ahora bien, la política no acaba en el Parlamento.

-La salida de Ana Rosa Migoya y Mercedes Álvarez también aleja el «caso Marea» de la lista.

-Le aseguro que eso no ha tenido nada que ver en la elaboración de la lista. Su honestidad no está en cuestión.

-¿Es una coincidencia que cada vez que hay elecciones salga algo del «caso Marea»?

-Usted habla de coincidencia, pues será; vamos a dejarlo ahí, coincidencia reiterada.

-Han contestado a las acusaciones de Cascos con «Gürtel».

-Hay que tener sentido de la proporcionalidad. Cuando se habla de estos asuntos, suelen ser los que aparecen en los sumarios con sus nombres y sus empresas los que luego se convierten en fiscales de los demás en Asturias.

-¿Se refiere a Cascos?

-No quiero dar nombres, vamos a quedar elegantes.

-Siempre quisieron aclarar los contratos que hizo Cascos en Fomento. ¿Cree que podrán hacerlo con el PP en el Gobierno?

-Hay cosas que están en los medios de comunicación y que nunca fueron rebatidas porque no se pueden rebatir. Sin valorar nada, lo que está claro es que Fomento eliminó una comisión que había para adjudicar obras de arte y pasó a tomar las decisiones de forma directa con artistas concretos vinculados a una galería. Es algo que está publicado y que nadie negó, habrá que entenderlo como cierto.

-Antes hablaba de proporcionalidad en la crítica al hablar de corrupción. Ahora en Asturias salta a la luz una agenda rosa de la «operación Marea» con un listado de políticos, funcionarios, militares, policías y jueces que recibían regalos. ¿Puede una caja de puros, un jamón o una cesta de Navidad poner a todo el mundo bajo sospecha?

-No creo, me parece evidente que no, lo que ocurre que hoy en día los políticos, por la situación que vivimos y la actuación de algunos, estamos permanentemente bajo sospecha, somos sospechosos sociales. Hay mucho discurso antipolítico y esto forma parte de él.

-¿Fue «Gürtel» lo que lo cambió todo?

-Bueno, que te regalen un traje es una cosa extraña. Lo que hay que determinar siempre es si detrás de la dádiva hay algo punible.

-¿No me diría si a usted le han hecho regalos en alguna ocasión?

-Pues sí, sí me han regalado alguna cesta de Navidad.

-¿Y no sería Almacenes Pumarín o Igrafo, las del «caso Marea»?

-Igrafo sí me envío una cesta de Navidad. Yo no los conocía de nada y de hecho no soy consciente de haber hablado nunca con ellos. Pensé que sería proveedor de la Federación Socialista Asturiana o que querría serlo y no le di más vueltas.

-En mayo no presentó candidatura en el Parlamento, ¿qué hará ahora?

-Ahora voy a buscar una mayoría para poder gobernar. Los asturianos tienen que preguntarse qué harán Foro y el PP si alcanzan los 23 diputados: ¿van a pactar?, ¿habrá gobierno?, ¿puede permitirse Asturias esa incertidumbre? La única salida es una mayoría socialista.

-¿Y contar con IU?

-Mejor no adelantar acontecimientos.

-¿Cómo resume los siete meses de gobierno casquista?

-Cascos ha sido un test de estrés que Asturias no ha podido soportar; más que dejar huella, Cascos deja heridas y cicatrices.

-¿Eran necesarias las elecciones? ¿Puede permitirse Asturias estar de campaña mientras sus empresas anuncian cierres?

-Ésa es la cuestión crucial. Estamos ante la crisis más dura que se recuerda, se espera recesión, que el desempleo evolucione de forma dramática y en esta situación nos encontramos con que el Presidente anda por ahí firmando libros. A Cascos lo único que le gusta es estar en campaña, odia la gestión, él no vino a gestionar, vino a reclamar una deuda histórica. Hay que dejar clara su responsabilidad, la de Cascos y la de el PP, nadie les pedía que fueran una pareja estable pero sí podían haber sido amantes circunstanciales para sacar adelante el Presupuesto ante la situación que atraviesa Asturias. Premiaron la estrategia política y abandonaron la gestión. No hay una sola iniciativa de este Gobierno que se pueda tomar en serio. Alguien que plantea las cosas siempre como una disyuntiva, o esto o aquello, no sirve para la política. Gestionar es negociar y sumar esto y aquello.

-Si gobierna Javier Fernández, ¿qué modelo veremos?, ¿el de Areces?

-Cada momento tiene unas prioridades, cada etapa es distinta. Ahora estamos en un círculo vicioso de ajuste, recesión, ajuste...

-¿Ayudará a salir la reforma laboral?

-El problema del país no es la reforma laboral, es el modelo productivo y cómo cambiarlo. Me parece grave que se trate de salir de la crisis reduciendo los salarios de los trabajadores, aumentando sus impuestos y reduciendo el salario en especie, los servicios públicos que disfrutan. Ése es el triple ajuste que plantea Rajoy.

-Con Areces, como volvió a verse en Sevilla, nunca están en el mismo bando en los temas internos.

-No sé dónde estuvo Areces en Sevilla.

-Bueno, la gente de Rubalcaba, en los recuentos regionales previos, le situó con Chacón.

-Si lo hacían, que lo desconozco, sería para moverse en los escenarios más seguros. Pero ya le digo que no sé cuál era su posición.

-Si no le sale bien, ¿cómo prevé el próximo congreso?

-Sólo contemplo ganar. En política no puedes ir más allá de lo inmediato.