Oviedo, P. G.

El nombre de Francisco Álvarez-Cascos comenzó a aparecer en la investigación del «caso Gürtel» el 9 de febrero de 2009.

Ese día el principal acusado de la trama, Francisco Correa -que dio nombre al caso, ya que «gürtel» se traduce del alemán como «cinturón», vocablo semejante a «gurt», que significa «correa»-, declaró al juez Baltasar Garzón que Cascos le había dado la cuenta de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena, dependiente del Ministerio de Fomento, porque tenía con él «cierta relación». Cascos argumentó que todos los contratos de Aena se habían hecho respetando la legalidad vigente, y que esas «ciertas relaciones» que Correa decía tener con él sólo podían referirse a las que mantuvo con la agencia de viajes de Correa en 1995, «años en que también quedaron canceladas las personales», aseguró.

Más adelante, en abril de 2010, se desveló que en uno de los testimonios recogidos en el sumario Correa afirmaba que Cascos había dado el visto bueno a su contratación porque su oferta para las campañas electorales era la más barata.

Tras acusar a una «camarilla policial» de inventar pruebas en su contra, y de culpar de ello al entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en noviembre de 2011 otro informe acreditó el pago de comisiones por parte de las empresas de Correa a dos empleados de Aena mientras Cascos era ministro. Uno de ellos fue imputado por el juez Ruz, que vio indicios de delito en los contratos.