En la discusión del proyecto de libertad de imprenta entre los diputados se pusieron de manifiesto los dos grandes bloques o partidos que encerraban las Cortes de Cádiz, los cuales, según escribe el conde de Toreno, «se dividían en amigos de las reformas y en los que eran opuestos».
A los diputados del primer grupo se les apellidó de liberales, y a los del otro grupo, de serviles.
Este último término fue acuñado por Eugenio de Tapia (1776-1860) en una composición poética en que utilizó la expresión «ser-vil».
Vestir de la hipocresía
el hábito seductor
y proclamar cuanto error
inventó la tiranía;?
minar de la monarquía
el orden justo y social,?
y a todo buen liberal
ofender de modos mil,?
esto no sólo es ser-vil,?
sino también infernal