Oviedo,

Félix VALLINA

En Navarro Óptico llevan más de un siglo viéndolo todo más que claro. La empresa, que nació hace poco más de cien años con la inauguración de su primer establecimiento en la calle Corrida de Gijón (1911), se ha convertido hoy en todo un «gigante» del sector, con doce establecimientos en Asturias, distintos negocios fuera de la región, dos clínicas oftalmológicas, más de 100 empleados, una nave en Silvota, oficinas en Oviedo e inversiones en el sector inmobiliario. «La verdad es que nosotros tenemos la suerte de padecer la crisis bastante menos que el resto del sector. Por un lado, no tenemos que pagar rentas, porque la mayoría de los locales en los que tenemos los negocios son nuestros, y eso se nota mucho. Por otro, contamos con una clientela que nos ha demostrado fidelidad a lo largo de todo este tiempo, algo que es fundamental para que todo salga bien y que queremos agradecer de corazón», señala Juan Navarro Rodríguez de la Rúa, que a sus 30 años lleva el peso de la empresa después de que su padre, Juan Navarro Rodríguez, ya un poco más al margen aunque todavía trabajando, le traspasase «los bártulos».

Hace ya un siglo. Gregorio Navarro fue el primero de la familia que demostró tener mucha vista para los negocios, al abrir el primer establecimiento de óptica en Gijón en el año 1911. «En aquellos tiempos las ópticas también vendían artículos de regalo y juguetes. Mi abuelo había trabajado en una tienda similar en Madrid a la que le iba muy bien y por eso se decidió a instalarse en Gijón», señala Juan Navarro Rodríguez. El siguiente de la saga fue otro Juan Navarro, el abuelo de Juan Navarro Rodríguez de la Rúa y padre de su progenitor. «Su padre lo envió a estudiar Óptica a Alemania, a Jena, donde en aquel momento estaba la mejor escuela de Europa. Después, en 1940, abrió la tienda de Oviedo», señaló de la Rúa. Eran otros tiempos: «En aquel momento había muchas monturas de oro, aunque parezca mentira. También de carey, otras de celuloide... Aunque éstas se prohibieron por el riesgo de incendio. Eran muy combustibles», explicó Juan Navarro Rodríguez, que fue el siguiente en tomar las riendas de la empresa hasta dejarla en manos de su hijo, el actual responsable.

Pocas veces se puede hablar de un lema publicitario que haya calado tanto entre la gente, al menos en Asturias: «Lo veo todo claro con Óptica Navarro». «¿Cuántas veces me lo habrán repetido?», se pregunta Juan Navarro Rodríguez. «Queríamos hacer un anuncio con gancho para la radio y a mi padre se le ocurrió ése, la verdad es que era un fenómeno y dio en el clavo, porque no podría haber elegido uno mejor», asegura Navarro Rodríguez, que a lo largo de todos estos años ha sido testigo de muchos cambios en el sector de la óptica. «La mayoría de los avances se introdujeron en España a través de nosotros. Las primeras lentes fotosensibles se distribuyeron desde aquí a todo el país. También fuimos los primeros en lentes ligeras, orgánicas, progresivas...», señala.

La apertura de las ópticas de Avilés, Sama, Mieres, Navia o La Felguera fue otro paso de gigante para la expansión de la empresa, que en el año 1980 incorporó a sus tiendas las entonces denominadas «computadoras ópticas», que en su día revolucionaron el mercado y representaron un gran avance para facilitar la determinación y medición de los defectos visuales (miopía, hipermetropía, astigmatismo...). «A partir de ahí la verdad es que todo nos ha ido muy bien, siempre hemos tratado de ofrecerles lo mejor a nuestros clientes, y ellos nos han correspondido», subraya Juan Navarro Rodríguez.

Actualmente, Navarro Óptico ha ampliado sus negocios y está desarrollando una línea de venta y distribución de monturas y gafas de sol importadas a nivel nacional. Es decir, compran marcas punteras de fuera de España y las venden en el país. «Se trata de marcas italianas, francesas, alemanas...», explica el actual responsable de la empresa, que también incide en la importancia de su cadena de tiendas de gafas de sol o en la participación que tiene Navarro Óptico en otras firmas del sector.

Los responsables de esta compañía asturiana tienen claro que la clave de su éxito es contar con los mejores precios del mercado. «Hoy en día en los escaparates sólo se ven rebajas y descuentos, pero ¿sobre qué precios? Nosotros nunca tenemos rebajas, pero hace tiempo que damos doble garantía de precio. Si cualquier cosa que se compre en Navarro se ve en otro sitio a menor precio en el plazo de un mes, pagamos el doble de la diferencia», asegura Juan Navarro Rodríguez, que también explica cómo pueden permitirse estas estrategias: «Tenemos una unión muy estrecha con nuestros proveedores desde hace muchos años, siempre compramos directamente a las fábricas y les pagamos al contado. Eso nos permite un trato preferencial que repercute en el cliente».