Asturias está en venta para pagar Asturias. Es así desde el pasado 4 de octubre, cuando el Gobierno del Principado acordó deshacerse de las sedes en las capitales de las que dependemos, Madrid (España) y Bruselas (Europa). Es mal momento para vender, lo sabe cualquiera. La imagen tiene esa sugerencia de la metáfora visual, un «se vende Asturias» que, en realidad, ya pasó con el subsuelo de la región en el siglo XIX en París y en Madrid para sacar carbón. Se vende Asturias pero, ¿quién te la coge, como están las cosas? Antes siempre había un catalán que comprara. Podríamos quedárnosla en cooperativa, pero eso en Asturias no funciona como en el País Vasco. Lo mejor sería un cartel de traspaso. Se traspasa Asturias. O de giro de negocio para funeraria, según la demografía, o para parque temático museístico -una oferta conjunta como Eurodisney pero sin vértigo- según la especialización de los últimos años.

Con la bajada de actividad, los asturianos podríamos quedarnos Asturias, organizándola como sociedad de festejos. Sociedad de Festejos Asturias (Sofeas). Hoy día del socio, hoy día del jubilado, bollu preñau, partido de solteros y casados y dar premios a los de fuera para salir en televisión, actividades todas muy queridas y muy nuestras.

Lo que se preveía para la subasta de este bien era un precio de salida fijado en 11,2 millones de euros. Con la de Bruselas, Rue de Saint Laurent, se quería llegar a los 29 millones. Al final sólo se trata de lo que viene a ser un bajo comercial de esta nuestra comunidad que, por cierto, vuelve a elegir presidente.