Oviedo, E. G.

La Junta General del Principado se abrió para ellos por primera vez, y ellos, en representación de más de cuatro mil discapacitados intelectuales que conforman el movimiento de la discapacidad en Asturias, pudieron hablar de política y de elecciones.

Los recibió la diputada de Izquierda Unida Noemí Martín, pero la Federación de Asociaciones para la Integración de Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS) ha logrado entrevistas con los demás partidos políticos que concurren a las elecciones regionales del domingo con perspectivas de conseguir representación.

«Casi siempre hablamos por ellos, pero ellos tienen mucho que decir», aseguraba ayer la gerente de FEAPS, Casilda Sabín, a pesar de que tan sólo una ínfima parte de los discapacitados psíquicos asturianos ejercen su derecho al voto. Menos de un 5 por ciento, según algunos cálculos.

Muchos es evidente que no pueden, pero otros no lo hacen porque el sistema da escasas facilidades para llevar a efecto ese derecho democrático. «Políticamente no existen, éste es un sector que casi nunca hace ruido», y ésa es una situación que es preciso cambiar.

La avanzadilla de estos jóvenes autogestores estuvo ayer formada en la Junta General por José Manuel Ávila, José Manuel Díez, Lino Fernández, Miriam López, Eva Martínez y Chelo Menéndez. Piden, entre otras reivindicaciones, programas electorales con sintaxis asequible y que los partidos políticos les escuchen y no sólo cuando hay urnas de por medio.

La discapacidad intelectual no implica por sí misma la pérdida de ningún derecho, tampoco el del voto. La inmensa mayoría de los discapacitados asturianos reciben en sus domicilios la tarjeta censal y pueden, por tanto, ejercer el voto. Casilda Sabín hace hincapié en que «personas con discapacidad en un porcentaje alto saben muy bien a quién votar, tienen criterios claros». Frente al argumento de que son personas electoralmente manipulables, la gerente de FEAPS matiza que no más que muchas personas de edad avanzada o de determinados niveles culturales.