En su segundo paso por Asturias durante la campaña, Mariano Rajoy aprovechó para defender sus políticas en los primeros meses desde su llegada a la Moncloa. Avanzó la ley de transparencia, que hoy aprobará el Consejo de Ministros y que obligará a dar cuenta pública de numerosas decisiones del Gobierno. Habló de la ley de Estabilidad Presupuestaria, de la reforma laboral y de la ley de mediación para reducir los atascos en la Justicia. «Hemos hecho muchas reformas y ni tan siquiera llevamos cien días, esos que algunos dicen que son de cortesía para todo gobierno. Menuda cortesía que han tenido con nosotros», dijo durante la comida-mitin en el Gran Hotel del Sella.

Ofreció Rajoy un gobierno «unido, con un rumbo claro, que escuchará, dialogará y que, sobre todo, tomará decisiones. Aquí se ha perdido un año y habrá que recuperarlo». El presidente del Gobierno acudió a su memoria para explicar cómo ve la situación de Asturias, obligada de nuevo a acudir a las urnas después del sietemesino Gobierno casquista. «Yo me he hartado a perder elecciones. En 1979, en Pontevedra, sólo sacamos un concejal. Hay que hacer oídos sordos a los cantos de sirena y a proyectos a medio plazo». Y entonces explicó cómo entiende la política. «En democracia, cuando se está en minoría, se pacta, se escucha y se dialoga. He estado en un Gobierno al que le faltaban veinte escaños para la mayoría. Y supimos pactar, pero es imposible hacerlo si se pretende imponer la propia voluntad por encima de todo. Eso no es una democracia».

Entre aplausos y la atronadora, eterna, pegadiza e invariable música del Partido Popular, últimamente aderezada con arreglos de guitarra, Mercedes Fernández pasó a la acción. Situó las bases de su gobierno en la «austeridad y transparencia» y en predicar con el ejemplo. «No concibo dirigirme a un asturiano para pedirle esfuerzo y sacrificios y no practicarlos desde el Gobierno». También añadió que a los asturianos les pedirá «trabajo».

La candidata del Partido Popular advirtió de que no tiene «cuentas que saldar con nadie», en caso de llegar al Gobierno y que su intención es «hacer de Asturias una comunidad autónoma pujante». Como objetivo básico señaló a la «creación de empleo, porque muchos no llegan a fin de mes, pero otros no pueden siquiera empezarlo».

Frente a sus buenos propósitos opuso lo que para ella significaría que la Presidencia quedase en manos del PSOE. «Si alguien tiene alguna duda de que el socialismo asturiano puede ser la solución a los problemas de esta tierra, tengo que subrayar que son ellos los que han traído 100.000 parados, corrupción y deudas en los cajones.

No perdió la ocasión Mercedes Fernández de lanzar un recado a Foro Asturias. Dice que el Partido Popular tiene «un compromiso singular con Asturias», que están «orgullosos del Gobierno de España», pero que también cree en su propia «capacidad de acción, de actividad y de protagonismo». Y que, dentro de esa política, dice, «nadie puede resolver las cosas uno solo, nadie está capacitado».

El de Mercedes Fernández fue el discurso sereno de casi toda la campaña, acompañado por el de Mariano Rajoy, en la línea de evitar confrontaciones gratuitas, pero sin perder de vista la realidad de la situación asturiana. «Las cosas están muy mal, pero sabemos mejorar las situaciones liderando reformas».