Luarca, Álvaro FAES

Para cerrar la campaña, dureza. En Luarca, su tierra, Francisco Álvarez-Cascos lanzó las últimas proclamas antes de la cita del domingo y, fiel al libro de estilo de Foro, su partido, dibujó el escenario de una batalla de él solo -y su gente, que era mucha en el Instituto Carmen y Severo Ochoa- contra todos. Contra el PSOE y el Partido Popular, con esa «pinza» entre ambos que, según él, «es pública y notoria» y que los ha convertido en partidos «incapaces de sacudirse las rutinas de lo que para ellos era un gratísimo cortijo».

Tras el paso por Asturias el miércoles de los líderes populares y socialistas (Mariano Rajoy estuvo en Villaviciosa y Felipe González y Rubalcaba en Gijón), Cascos señaló ayer a los candidatos asturianos como los «huérfanos de los grandes santones de la política nacional», después de que los primeros espadas se volcasen ayer en el punto final de la campaña andaluza.

Cascos tenía para los dos grandes partidos y no se guardó nada, ante la jornada de reflexión de hoy, la que de pronto lleva la calma a la vida política después de dos semanas frenéticas. Repartió a populares, a pesar de que sus alusiones a Cascos y a Foro han sido más bien leves durante la campaña -jamás mencionaron su nombre- y también a socialistas. Y personalizó en sus respectivos candidatos, Mercedes Fernández y Javier Fernández, él sí, con nombres y apellidos.

Ninguneó a la candidata popular, una de sus fieles cuando aún estaba en el partido, y criticó la aparición de pesos pesados de Génova durante la campaña, al igual que su ausencia en el cierre asturiano. «Hoy no ha venido ningún ministro porque están todos en Andalucía. Asturias no es la prioridad del PP y si no existiera Foro seguiríamos estando olvidados en Madrid». Se queja de que, a pesar de sus visitas de los últimos días, «no han aprobado ni anunciado un solo compromiso».

A Mercedes Fernández la señaló como «una invitada» en esos viajes a Asturias de ministros y líderes nacionales del Partido Popular. «No ha presidido el convite y no sabemos lo que piensa de los problemas de Asturias, ni cómo piensa solucionarlos». Y del paso por Asturias de Cospedal, Arias Cañete, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Botella o Fátima Báñez, dice el líder de Foro que en el balance queda «un álbum lleno de fotos, pero la carpeta de los compromisos completamente vacía».

En esos giros que tanto le gustan a Cascos acudió al espíritu vaqueiro para resumir el espíritu asturiano. Explicó quiénes eran los vecindeiros, esos que, en invierno, se quedaban en la montaña al cuidado del poblado mientras el resto se refugiaba en el fondo del valle. «Mucha gente pensó que los asturianos iban a permanecer décadas y décadas en la oscuridad del fondo de los valles sometidos al olvido y abandono, pero se olvidaron de que en la raíz de nuestra alma asturiana quedaban nuestro vaqueiros. Y Foro hoy es el gran vecindeiro del alma asturiana». Fue ya al final, antes del ya tradicional en Foro himno asturiano, jaleado por banderas del partido y los clásicos «¡presidente, presidente!», de la parafernalia electoral.

Antes, Cascos había castigado también al PSOE y a Javier Fernández, en un acto en el que le prologaron el alcalde forista de Luarca, José Modesto Vallejo; la candidata por el Occidente, Carolina Morilla, y el diputado de Foro en el Congreso, Enrique Álvarez-Sostres.

Cascos fue duro con Javier Fernández y le criticó por haberse rodeado del Alfredo Pérez-Rubalcaba y de Felipe González en acto grande de la campaña. «Ha sido el portavoz del mayor fracaso político de la democracia española: el socialismo de los 100.000 parados, de la corrupción, del despilfarro. Y como gran aportación al debate recurrió a los dos dirigentes nacionales de su partido que mejor representan ese pasado».

Después, Cascos recitó y adaptó un poema de Carlos Bousoño y del resultado salió que Foro camina «por los cauces torcidos de nuestra tierra asturiana».